PARASITOSIS
CON AMEBAS PATÓGENAS DE VIDA LIBRE
Meningoencefalitis
aguda o encefalitis granulomatosa crónica después de contacto con agua fresca
tibia. _ Queratitis, sobre todo en
usuarios de lentes de contac Las amebas de vida libre que causan enfermedad en
los seres humanos pertenecen a los géneros Acanthamoeba, Naegleria, Balamuthia
y Sappinia. Estos microorganismos tienen una distribución amplia en
la tierra y agua dulce y salobre. Se ha descubierto que Acanthamoeba y Naegleria
alojan Legionella, Vibrio cholerae y otras bacterias
endosimbióticas y pueden servir como reservorios para estos microorganismos.
Meningoencefalitis amebiana
primaria
Esta enfermedad es una meningoencefalitis fulminante, hemorrágica
y necrosante que ocurre en niños y adultos jóvenes sanos; es letal en poco
tiempo. Se debe a amebas de vida libre, más a menudo Naegleria fowleri,
aunque también Balamuthia mandrillaris y Acanthamoeba. Naegleria
fowleri es un microorganismo termófilo que se encuentra en el agua dulce y
contaminada de lagos tibios, suministros domésticos de agua, piscinas, aguas
termales y vertederos. La mayoría de los pacientes refiere un antecedente de
exposición al agua dulce tibia.
El periodo de incubación varía entre dos y 15 días. Los síntomas
iniciales son cefalea, fiebre, rigidez cervical y letargo, muchas veces junto
con rinitis y faringitis. El vómito, la desorientación y otros signos de
meningoencefalitis aparecen en uno o dos días, seguidos de coma y la muerte en
siete a 10 días. No hay manifestaciones clínicas distintivas para diferenciar
esta infección de la meningoencefalitis bacteriana aguda. El líquido
cefalorraquídeo (LCR) muestra cientos a miles de leucocitos y eritrocitos por
mililitro cúbico. Las concentraciones de proteínas casi siempre se elevan y la
concentración de glucosa es normal o un poco baja.
Una preparación en fresco de líquido cefalorraquídeo revela
trofozoítos móviles. Por medio de la tinción de Giemsa o la de Wright, se
identifican los trofozoítos. La identificación de la especie se basa en la
morfología y los métodos inmunológicos. La meningoencefalitis amebiana primaria
casi siempre es letal. En apariencia, la anfotericina B es el fármaco de
elección; un sobreviviente se trató con anfotericina B intravenosa e
intratecal, miconazol intravenoso y rifampicina oral.
Encefalitis amebiana
granulomatosa Acanthamoeba y B. mandrillaris pueden producir una encefalitis de
evolución más crónica que la meningoencefalitis amebianaprimaria. También se ha
descrito un caso de encefalitis causado por Sappinia. La enfermedad
neurológica puede ir precedida por lesiones cutáneas, entre ellas úlceras y
nódulos. Después de un periodo de incubación incierto, los síntomas
neurológicos se desarrollan lentamente, con cefalea, meningismo, náusea,
vómito, letargo y febrícula que evolucionan durante semanas a meses hasta las
manifestaciones neurológicas focales, alteraciones del estado mental y, al
final, coma y muerte. La CT y la MRI delinean lesiones inespecíficas, únicas o
múltiples. La punción lumbar es peligrosa por la elevación de la presión
intracraneal.
El líquido cefalorraquídeo presenta pleocitosis linfocítica con
aumento de las concentraciones de proteínas; no es común encontrar amebas. El
diagnóstico puede establecerse con base en la biopsia de piel o lesiones
cerebrales. La información sobre el tratamiento de la encefalitis amebiana
granulomatosa es limitada. En algunos pacientes, ha tenido buenos resultados el
tratamiento con varias combinaciones de flucitosina, pentamidina, fluconazol o
itraconazol, sulfadiazina, trimetoprim-sulfametoxazol y azitromicina.
Queratitis por Acanthamoeba
La queratitis por Acanthamoeba es una infección corneal
dolorosa que pone en peligro la visión. Se relaciona con un traumatismo corneal,
a menudo después del uso de lentes de contacto y solución salina contaminada.
Los síntomas incluyen dolor ocular intenso, fotofobia, lagrimeo y visión
borrosa. La queratitis progresa con lentitud, con remisiones y recurrencias de
las manifestaciones a lo largo de meses; puede evolucionar hasta la ceguera.
La falta de respuesta a los antibacterianos, los antimicóticos y
los antivirales tópicos, así como el uso de solución para lentes de contacto
contaminada, sugieren el diagnóstico. La exploración ocular revela infiltrados
anulares corneales, pero éstos también pueden ser resultado de otros agentes
patógenos. El diagnóstico se establece por análisis o cultivo del material de
raspado corneal. Las técnicas diagnósticas disponibles incluyen prueba de una
preparación húmeda para buscar quistes y trofozoítos móviles, análisis de
muestras teñidas, análisis con reactivos inmunofluorescentes, cultivo y
reacción en cadena de la polimerasa.
La queratitis por Acanthamoeba
se cura con tratamiento local. Se ha tenido éxito con isetionato de
propamidina tópico (0.1%), digluconato de clorhexidina (0.02%), biguanida de
polihexametileno, neomicina-polimixina B-gramicidina, miconazol y combinaciones
de estos fármacos. Pueden agregarse itraconazol oral o cetoconazol por vía oral
para la queratitis profunda. Hay informes de resistencia farmacológica. El
empleo de los corticoesteroides es controvertido. En algunos casos, se han
practicado desbridamiento y queratoplastia penetrante además del tratamiento
médico. Puede realizarse el injerto corneal después de erradicar la infección
amebiana.
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