2018/04/04

Immanuel Kant


















(Königsberg)Hoy Kaliningrado, actual Rusia, 1724 - id., 1804) Filósofo alemán. Hijo de un modesto guarnicionero, fue educado en el pietismo. En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg como estudiante de teología y fue alumno de Martin Knutzen, quien lo introdujo en la filosofía racionalista de Leibniz  y le imbuyó así mismo el interés por la ciencia natural, en particular, por la mecánica de Newton.

Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal, de la que no llegó a alejarse más que un centenar de kilómetros cuando residió por unos meses en Arnsdorf como preceptor, actividad a la cual se dedicó para ganarse el sustento luego de la muerte de su padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad de Königsberg a los treinta y un años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después de fracasar dos veces en el intento de obtener una cátedra y de haber rechazado ofrecimientos de otras universidades, fue nombrado por último profesor ordinario de lógica y metafísica.
La vida que llevó ha pasado a la historia como paradigma de existencia metódica y rutinaria. Es conocida su costumbre de dar un paseo vespertino a diario, a la misma hora y con idéntico recorrido, hasta el punto de que llegó a convertirse en una especie de señal horaria para sus conciudadanos; se cuenta que la única excepción se produjo el día en que la lectura de Emilio o De la educación, de Jean-Jacques Rousseau, lo absorbió tanto como para hacerle olvidar su paseo, hecho que suscitó la alarma de sus conocidos.
La filosofía de Kant
En el pensamiento de Kant suele distinguirse un período inicial, denominado precrítico, caracterizado por su apego a la metafísica racionalista de Wolff y su interés por la física de Newton. En 1770, tras la obtención de la cátedra, se abrió un lapso de diez años de silencio durante los que acometió la tarea de construir su nueva filosofía crítica, después de que el contacto con el empirismo escéptico de David Hume le permitiera, según sus propias palabras, «despertar del sueño dogmático».
En 1781 se abrió el segundo período en la obra kantiana, al aparecer finalmente la Crítica de la razón pura, en la que trata de fundamentar el conocimiento humano y fijar asimismo sus límites; el giro copernicano que pretendía imprimir a la filosofía consistía en concebir el conocimiento como trascendental, es decir, estructurado a partir de una serie de principios a priori impuestos por el sujeto que permiten ordenar la experiencia procedente de los sentidos; resultado de la intervención del entendimiento humano son los fenómenos, mientras que la cosa en sí (el nóumeno) es por definición incognoscible.


ze: 11.5pt;">Pregunta fundamental en su Crítica es la posibilidad de establecer juicios sintéticos (es decir, que añadan información, a diferencia de los analíticos) y a priori (con valor universal, no contingente), cuya posiblidad para las matemáticas y la física alcanzó a demostrar, pero no para la metafísica, pues ésta no aplica las estructuras trascendentales a la experiencia, de modo que sus conclusiones quedan sin fundamento; así, el filósofo puede demostrar a la vez la existencia y la no existencia de Dios, o de la libertad, con razones válidas por igual.


El sistema fue desarrollado por Kant en su Crítica de la razón práctica, donde establece la necesidad de un principio moral a priori, el llamado imperativo categórico, derivado de la razón humana en su vertiente práctica; en la moral, el hombre debe actuar como si fuese libre, aunque no sea posible demostrar teóricamente la existencia de esa libertad. El fundamento último de la moral procede de la tendencia humana hacia ella, y tiene su origen en el carácter a su vez nouménico del hombre.
Kant trató de unificar ambas "Críticas" con una tercera, la Crítica del juicio, que estudia el llamado goce estético y la finalidad en el campo de la naturaleza. Cuando en la posición de fin interviene el hombre, el juicio es estético; cuando el fin está en función de la naturaleza y su orden peculiar, el juicio es teleológico. En ambos casos cabe hablar de una desconocida raíz común, vinculada a la idea de libertad. A pesar de su carácter oscuro y hermético, los textos de Kant operaron una verdadera revolución en la filosofía posterior, cuyos efectos llegan hasta la actualidad
Extraído de Biografias y Vidas

Jean-Claude Passeron







INTRODUCCIÓN.
Se entiende que la promoción de la escolaridad en una sociedad favorece, o debería favorecer, la igualdad social.

En primer lugar podemos decir que vivimos en una sociedad meritocrática (mérito: valor a una cosa, crática: poderío, que ejerce autoridad). Es decir que los individuos toman su posición según sus méritos aún cuando la jerarquía social no es meritocrática realmente.
Ahora bien la jerarquía escolar es buena en sí e intenta que se plasme en la mala jerarquía social.
En este informe se hace un paneo en la Teoría de Jean Claude Passeron, donde expone como la selección escolar elimina o aparta a los niños de los medios populares, enfrentándose de lleno con la convicción que se citó anteriormente "de la igualdad de oportunidades de la escolaridad".
Además Jean Claude Passeron hace hincapié de los hábitos entre profesores de escuelas superiores e hijos de los miembros de los altos cuerpos del Estado ya que ellos poseen mayor capital cultural y social.
BIOGRAFIA DEL AUTOR.
No fue posible conseguir documento alguno sobre la biografía del autor hasta el momento de la redacción de este informe.
PLANTEAMIENTO O APORTES A LA EDUCACIÓN: JEAN CLAUDE PASSERON.
Las investigaciones hechas por este autor sobre los hechos sociales han transformado profundamente nuestra visión de ciertas instituciones: Los medios de comunicaciónla ciencia, pero sobre todo la enseñanza.
En Los Herederos (1.964) y La Reproducción (1.970), dos obras escritas con Pierre Bourdieu, explican como el Estado y el sistema educativo son una especie de servidores de los intereses de los grupos dominantes. Este autor relaciona la acción escolar con un proceso de diferenciación social impuesto por un poder arbitrario con inculcación de significados que se procuran sean legítimos.

La escuela representa para los sectores populares, la oportunidad de adquirir conocimientos construidos por la humanidad pero los contenidos con los cuales estos se construyen implican una determinada representación social de la realidad.
Por lo que se dice cobra particular relevancia esos "saberes legitimados".
Se puede citar a Berstein, quien dio lugar a la pedagogía. Él opina que las escuelas tienen permanentemente desigualdad social donde se observa que el bien fundamental que administra la escuela es la lengua y respecto a ella nos encontramos que las clases altas usan códigos elaborados y las clases bajas usan códigos restringidos. Los códigos elaborados usan un vocabulario muy extenso que permite definir conceptos abstractos y usan una sintaxis más acabada con frases más largas, al igual que usan también pronombres impersonales.
Los niños que usan códigos restringidos usan un vocabulario restringido y usan palabras que no pueden definir conceptos abstractos. Estas competencias se adquieren en el ámbito social en el que haya crecido el niño. Ahora bien, la desigualdad se produce porque en el ámbito escolar se usa el código elaborado y los niños con códigos restringidos dificultan su adaptación y su comprensión.
Passeron llamo a este proceso "mal entendido lingüístico" y dice "que la lengua es uno de los espacios en los que se produce una lucha entre clases sociales..." También expone acerca del "Capital Cultural" (diplomas, conocimientos adquiridos, códigos culturales, manera de hablar, buenos modales) que posee cada individuo.
Antes de hablar se citaran algunos capitales entre ellos el Capital Humano (individuos portadores de características que lo califican para el mercado de trabajo), Capital Social (relaciones, redes de relaciones), Capital Simbólicos (el honor). Estos recursos son tan útiles como el Capital Económico (bienesfinanzas, patrimonios) en la determinación y la reproducción de las posiciones sociales. La desigualdad en la distribución de los capitales explica las diferentes estrategias de los agentes, la manera de aprender las situaciones, la forma de eliminarse o de mudarse de "casilla".
Jean Claude Passeron a establecido el significado del concepto de reproducción, capital cultural y malentendido lingüístico, conjuntamente con su colega Pierre Bourdieu. Ellos son de origen filosofal marxista en el campo de la educación. Su interpretación permite articular la reproducción cultural y la reproducción social: todo sistema de enseñanza institucionalizado debe las características de su estructura y de su funcionamiento a la necesidad de producción y de reproducir con los medios propios de la institución, las condiciones institucionales cuya existencia y persistencia son necesarias (auto reproducción institucional) tanto en virtud del ejercicio de su función natural de inculcación dentro de su función de reproducción, de arbitrario cultural externo que es producto del propio sistema (reproducción cultural), y cuya reproducción contribuye a las relaciones entre los grupos o las clases.
CONCLUSIÓN.
La escuela, instrumento de transmisión de la cultura legítima, hace llegar la cultura de las clases dominantes y tiene sin duda un efecto de clasificación social que tiende a reproducir la clasificación social existente.
Esta denuncia de Passeron-Bourdieu sobre la reproducción de las clases y la desigualdad de la escuela, y más aún, sobre la perpetuación de la estructura de las relaciones de clase, no es una mera opinión ideológica acerca de la función de al escuela. Es decir que propia tarea pedagógica tiene un efecto de reproducción que puede medirse por el hecho de que hábito es "duradero", "trasladable" y "exhaustivo", tres características estrechamente ligadas en la practica.
BIBLIOGRAFÍA.
El oficio del sociólogo: presupuestos epistemológicos, (2001) siglo XXI de España Editores.
¿Qué significa hablar? (1985) ediciones Piadós Ibérica.
Razones prácticas: sobre la teoría de la acción, (1997) editorial Anagrama.
Las reglas del arte: génesis y estructura del campo literario, (2002) editorial Anagrama.





Émile Durkheim






Épinal, 1858 - París, 1917) Sociólogo, pedagogo y antropólogo francés, uno de los pioneros en el desarrollo de la moderna sociología.
Hijo de un rabino, destacó pronto como estudiante, lo que le permitiría acceder en 1879 a la Escuela Normal Superior de París, por la que se licenció en filosofía en 1882. Terminados sus estudios en la Normal, inició su carrera docente en diversas ciudades francesas. Durante el curso 1885-1886 se trasladó a Alemania, donde conoció los métodos de la psicología experimental de Wilhelm Wundt.
Desde Alemania envió a diversas revistas francesas algunos artículos sobre filosofía y ciencias positivas; gracias a estas colaboraciones fue nombrado profesor encargado de la asignatura de ciencia social y pedagogía de la Universidad de Burdeos (1887). En 1896 se le otorgó la cátedra de filosofía social y fundó la revista L'année sociologique. En 1902 fue nombrado profesor de la cátedra de ciencias de la educación de la Universidad de París, donde ejercería la docencia hasta su fallecimiento.
En el ámbito de sus investigaciones, Durkheim pasó de un interés (adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({ google_ad_client: "ca-pub-4785145000620676", enable_page_level_ads: true });
inicial por la pedagogía a una mayor amplitud de miras que lo llevó al campo de la sociología, por aquel entonces en sus comienzos tras la primera formulación positivista de Augusto Comte. El primer trabajo importante de Émile Durkheim fue su tesis doctoral, Sobre la división del trabajo social (1893). Tras examinar la excesiva especialización y deshumanización del trabajo, tendencia en progresión ascendente desde la Revolución Industrial, Durkheim subrayaba en este estudio los graves riesgos que tal evolución suponía para el bienestar y el interés común de la sociedad.
Dos años después publicó su obra fundamental, Las reglas del método sociológico(1895), que constituye un verdadero breviario de sociología; en ella acotó Durkheim el campo de la nueva ciencia y propuso la metodología que había de seguir. El objeto de estudio de la sociología no puede ser una suma de individuos (pues en la misma configuración del individuo intervienen fuerzas sociales que operan sobre él), sino el fenómeno o hecho social, una de cuyas principales características es precisamente la coerción que ejerce sobre el individuo.
El hecho social es, además, exterior al indiviudo (existe antes de su nacimiento) y producto de una colectividad. Las "representaciones colectivas" y las estructuras de la sociedad imponen al individuo las normas de pensamiento, las reglas de conducta, el canon de una existencia normal, y también sus aspiraciones más elevadas, sin que todo ello excluya cierto margen de autonomía del individuo en el ámbito de la colectividad.
En tanto que objeto de la sociología, el hecho social no debe ser juzgado (por ejemplo, está fuera de su campo establecer si los ritos religiosos poseen o carecen de fundamento), sino analizado y estudiado a partir de la observación y de los datos y evidencias empíricas, aplicando métodos científicos y atendiendo a su función y a sus causas inmediatas. El resultado de ello ha de ser la explicación de la  : border-box; font-stretch: inherit; font-variant: inherit; font-weight: inherit; line-height: inherit;">conciencia colectiva (término acuñado por Durkheim), formada por un conjunto de valores compartidos que es completamente distinta de la suma de las conciencias individuales. La conservación, cambio o pérdida de tales valores (morales, religiosos, etc.) determina la estabilidad o evolución de una sociedad.
Aplicando su propia metodología, Émile Durkheim partió de datos estadísticos oficiales para preparar su siguiente estudio: El suicidio (1897). La tesis de la obra se resume en la siguiente frase: "El suicidio varía en proporción inversa al grado de integración del individuo en la comunidad religiosa, familiar y política". Siguiendo la concepción sociológica expuesta en su trabajo anterior, Durkheim parte del presupuesto de que el individuo está guiado por una realidad moral colectiva. De la observación de que cada pueblo tiene cierto porcentaje de suicidios, más constante que la mortalidad y regulado por reglas fijas, se desprende que los países y sus instituciones son una fuerza motriz independiente del individuo.
Según Durkheim, las verdaderas causas del suicidio son de naturaleza social (falta de integración) y permanecen desconocidas incluso para el mismo suicida. El autor distingue entre causas y motivos, y considera estos últimos como pretextos no decisivos. Debido precisamente a estas consideraciones, se reprochó a Durkheim el haber formulado una tesis apresurada, basada en datos no actuales e incompletos, sin calcular la incidencia de las enfermedades mentales y especialmente de la ciclotimia, presente muy a menudo en los suicidas. Sus sucesores se esforzaron en completar las teorías del maestro en aquellos puntos expuestos por él de una manera incompleta por falta de estadísticas. Sobre el fenómeno religioso versó una de sus obras más significativas, Las formas elementales de la vida religiosa (1912), basada en diversas observaciones antropológicas sobre los aborígenes americanos y australianos. La teoría de Durkheim parte de que la religión debe ser considerada como un fenómeno social y, al mismo tiempo, como el producto de una forma de pensamiento colectivo. Durkheim interpreta la religión como un símbolo de la sociedad misma: en el temor que nos inspira lo sagrado se expresa nuestra dependencia de la sociedad de forma simbólica. Así, el mismo concepto de dios sólo es, en realidad, una forma de culto a la sociedad. La religión, al igual que la misma sociedad y la cultura, ejerce un control sobre la conciencia del individuo, y es por ello un valiosísimo instrumento de cohesión social. Esta interpretación, centrada en la función social de lo religioso, sería recogida por el funcionalismo antropológico.
Para Durkheim, el fenómeno religioso conlleva siempre una tajante división de la realidad en dos ámbitos: lo sagrado y lo profano. El conjunto de todas las cosas reales o ideales pertenece a una de estas dos esferas, las cuales, a su vez, se excluyen radicalmente. De ahí que no sea suficiente el criterio jerárquico según el cual las cosas sagradas serían aquellas consideradas como superiores en dignidad y poder a las profanas: no por el hecho de que una cosa esté subordinada a otra, ésta será sagrada en relación a la primera. Lo característico de lo sagrado en relación a lo profano es su heterogeneidad absoluta, su falta de cualidades comunes. Por ello, las energías que actúan en una de las esferas no son las mismas encontradas en la otra, acrecentadas o atenuadas, sino que son de naturaleza distinta.
Pese a la rígida separación establecida entre lo sagrado y lo profano, el mismo Durkheim reconoce que esta distancia no puede ser tan grande que impida toda comunicación entre las dos esferas, puesto que lo sagrado no serviría de nada si no pudiera entrar en relación con lo profano. La comunicación entre ambos universos es posible y necesaria, pero exige una serie de precauciones, por lo que se realiza a través de relaciones de tipo ritual. Esta condición pone de manifiesto la dualidad esencial de los ámbitos; por ello el paso del estado laico (profano) al estado sacerdotal (sagrado) se efectúa en todas las religiones a través de un rito de iniciación.
Junto a las obras ya reseñadas cabe citar Filosofía y sociología (1899) y una serie de estudios, de entre los cuales los más importantes son Crimen y salud social(1895), La prohibición del incesto y sus orígenes (1896), Sobre la definición de los fenómenos religiosos (1879-1898), Las representaciones colectivas y las representaciones individuales (1898), Determinación del hecho moral (1907) y Juicios de realidad y juicios de valor (1911).

Publicó además numerosos artículos, singularmente en Revue de métaphysique et de moraleRevue philosophique y L'année sociologique: entre ellos cabe destacar Sobre el totemismo (1902), Algunas formas primitivas de clasificación (1903) y La organización matrimonial de las sociedades australianas (1903). En la Rivista italiana di sociologia aparecieron El suicidio considerado en el aspecto sociológico(1897) y La sociología y su dominio científico (1900).
Extraído de Biografias y Vidas


PSICOLOGIA DE LA OBESIDAD