Épinal, 1858 -
París, 1917) Sociólogo, pedagogo y antropólogo francés, uno de los pioneros en
el desarrollo de la moderna sociología.
Hijo de
un rabino, destacó pronto como estudiante, lo que le permitiría acceder en 1879
a la Escuela Normal Superior de París, por la que se licenció en filosofía en
1882. Terminados sus estudios en la Normal, inició su carrera docente en
diversas ciudades francesas. Durante el curso 1885-1886 se trasladó a Alemania,
donde conoció los métodos de la psicología experimental de Wilhelm
Wundt.
Desde Alemania envió a diversas revistas francesas algunos
artículos sobre filosofía y ciencias positivas; gracias a estas colaboraciones
fue nombrado profesor encargado de la asignatura de ciencia social y pedagogía
de la Universidad de Burdeos (1887). En 1896 se le otorgó la cátedra de
filosofía social y fundó la revista L'année
sociologique. En 1902 fue nombrado profesor de la cátedra de ciencias de la
educación de la Universidad de París, donde ejercería la docencia hasta su
fallecimiento.
En el ámbito de sus investigaciones, Durkheim pasó de un interés
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inicial por la pedagogía a una mayor amplitud de miras
Dos años después publicó su obra fundamental, Las reglas del método
sociológico(1895), que constituye un verdadero breviario de sociología; en
ella acotó Durkheim el campo de la nueva ciencia y propuso la metodología que
había de seguir. El objeto de estudio de la sociología no puede ser una suma de
individuos (pues en la misma configuración del individuo intervienen fuerzas
sociales que operan sobre él), sino el fenómeno o hecho social, una
de cuyas principales características es precisamente la coerción que ejerce
sobre el individuo.
El
hecho social es, además, exterior al indiviudo (existe antes de su nacimiento)
y producto de una colectividad. Las "representaciones colectivas" y
las estructuras de la sociedad imponen al individuo las normas de pensamiento,
las reglas de conducta, el canon de una existencia normal, y también sus
aspiraciones más elevadas, sin que todo ello excluya cierto margen de autonomía
del individuo en el ámbito de la colectividad.
En tanto que objeto de la sociología, el hecho social no debe
ser juzgado (por ejemplo, está fuera de su campo establecer si los ritos
religiosos poseen o carecen de fundamento), sino analizado y estudiado a partir
de la observación y de los datos y evidencias empíricas, aplicando métodos
científicos y atendiendo a su función y a sus causas inmediatas. El resultado
de ello ha de ser la explicación de la
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colectiva (término acuñado por Durkheim), formada por un conjunto de
valores compartidos que es completamente distinta de la suma de las conciencias
individuales. La conservación, cambio o pérdida de tales valores (morales,
religiosos, etc.) determina la estabilidad o evolución de una sociedad.
Aplicando su propia metodología, Émile Durkheim partió de datos
estadísticos oficiales para preparar su siguiente estudio: El suicidio (1897).
La tesis de la obra se resume en la siguiente frase: "El suicidio varía en
proporción inversa al grado de integración del individuo en la comunidad
religiosa, familiar y política". Siguiendo la concepción sociológica
expuesta en su trabajo anterior, Durkheim parte del presupuesto de que el
individuo está guiado por una realidad moral colectiva. De la observación de
que cada pueblo tiene cierto porcentaje de suicidios, más constante que la
mortalidad y regulado por reglas fijas, se desprende que los países y sus
instituciones son una fuerza motriz independiente del individuo.
Según Durkheim, las verdaderas causas del suicidio son de
naturaleza social (falta de integración) y permanecen desconocidas incluso para
el mismo suicida. El autor distingue entre causas y motivos, y considera estos
últimos como pretextos no decisivos. Debido precisamente a estas
consideraciones, se reprochó a Durkheim el haber formulado una tesis
apresurada, basada en datos no actuales e incompletos, sin calcular la
incidencia de las enfermedades mentales y especialmente de la ciclotimia,
presente muy a menudo en los suicidas. Sus sucesores se esforzaron en completar
las teorías del maestro en aquellos puntos expuestos por él de una manera
incompleta por falta de estadísticas. Sobre el fenómeno religioso versó
una de sus obras más significativas, Las formas elementales de la
vida religiosa (1912), basada en diversas observaciones
antropológicas sobre los aborígenes americanos y australianos. La teoría de
Durkheim parte de que la religión debe ser considerada como un fenómeno social
y, al mismo tiempo, como el producto de una forma de pensamiento colectivo.
Durkheim interpreta la religión como un símbolo de la sociedad misma: en el
temor que nos inspira lo sagrado se expresa nuestra dependencia de la sociedad
de forma simbólica. Así, el mismo concepto de dios sólo es, en realidad, una
forma de culto a la sociedad. La religión, al igual que la misma sociedad y la
cultura, ejerce un control sobre la conciencia del individuo, y es por ello un
valiosísimo instrumento de cohesión social. Esta interpretación, centrada en la
función social de lo religioso, sería recogida por el funcionalismo
antropológico.
Para Durkheim, el
fenómeno religioso conlleva siempre una tajante división de la realidad en dos
ámbitos: lo sagrado y lo profano. El conjunto de todas las cosas reales o
ideales pertenece a una de estas dos esferas, las cuales, a su vez, se excluyen
radicalmente. De ahí que no sea suficiente el criterio jerárquico según el cual
las cosas sagradas serían aquellas consideradas como superiores en dignidad y
poder a las profanas: no por el hecho de que una cosa esté subordinada a otra,
ésta será sagrada en relación a la primera. Lo característico de lo sagrado en
relación a lo profano es su heterogeneidad absoluta, su falta de cualidades
comunes. Por ello, las energías que actúan en una de las esferas no son las
mismas encontradas en la otra, acrecentadas o atenuadas, sino que son de
naturaleza distinta.
Pese a la rígida
separación establecida entre lo sagrado y lo profano, el mismo Durkheim
reconoce que esta distancia no puede ser tan grande que impida toda
comunicación entre las dos esferas, puesto que lo sagrado no serviría de nada
si no pudiera entrar en relación con lo profano. La comunicación entre ambos
universos es posible y necesaria, pero exige una serie de precauciones, por lo
que se realiza a través de relaciones de tipo ritual. Esta condición pone de
manifiesto la dualidad esencial de los ámbitos; por ello el paso del estado
laico (profano) al estado sacerdotal (sagrado) se efectúa en todas las
religiones a través de un rito de iniciación.
Junto a las obras ya reseñadas
cabe citar Filosofía y sociología (1899)
y una serie de estudios, de entre los cuales los más importantes son Crimen y salud social(1895), La prohibición del incesto y sus orígenes (1896), Sobre la definición de los fenómenos religiosos (1879-1898), Las representaciones colectivas y las representaciones
individuales (1898), Determinación del hecho
moral (1907) y Juicios de realidad y juicios
de valor (1911).
Publicó además numerosos
artículos, singularmente en Revue de métaphysique et de
morale, Revue philosophique y L'année sociologique: entre ellos cabe destacar Sobre el totemismo (1902), Algunas formas primitivas de clasificación (1903)
y La organización matrimonial de las sociedades australianas (1903).
En la Rivista italiana di sociologia aparecieron El suicidio considerado en el aspecto sociológico(1897)
y La sociología y su dominio científico (1900).
Extraído de Biografias y Vidas
Extraído de Biografias y Vidas
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