HEMORRAGIA DIGESTIVA BAJA
INTRODUCCIÓN
Se considera que existe
una hemorragia digestiva baja (HDB) cuando la lesión causal se sitúa en cualquier
tramo intestinal por debajo del ángulo de Treitz. Su importancia estriba en la
elevada prevalencia (2–3% de la población general) y en que los episodios más
graves inciden en el grupo de población de edad más avanzada, en quienes
conlleva una alta morbimortalidad
FORMA DE
PRESENTACIÓN
Hemorragia digestiva baja aguda La forma de manifestación
más habitual de la HDB es como hematoquecia (emisión de sangre roja por el ano), sola o mezclada con las
heces. En ocasiones se utiliza el término rectorragia para definir el sangrado
rojo brillante de características distales, generalmente aislado, y el de
hematoquecia para la hemorragia de color rojo vinoso, generalmente mezclada con
las heces y que presuntamente procede de tramos más proximales. Con menor
frecuencia, la HDB aguda puede presentarse como melenas, y es importante diferenciarlas
de las seudomelenas
o heces teñidas por
alimentos, como la sangre cocinada, tinta de calamares o espinacas, o
medicamentos, como las sales de bismuto y de hierro o el regaliz
Hemorragia digestiva baja crónica
Esta forma de presentación
incluye el sangrado oculto, que suele detectarse por la positividad de la sangre
oculta en heces, la ferropenia o anemia ferropénica, y las hematoquecias o melenas de poca cuantía e intermitentes. En la valoración de estas formas
de presentación (aguda y crónica) hay que tener en cuenta una serie de
factores, como la localización del origen de la hemorragia, su intensidad y la
actividad peristáltica intestinal. Así, aunque lo habitual es que las hemorragias originadas en el
colon izquierdo se manifiesten como hematoquecia, y las del derecho e intestino
delgado como melenas, cuando el sangrado es copioso el tránsito intestinal se
acelera y no da tiempo a que las bacterias intestinales degraden la
hemoglobina, por lo que en estas circunstancias, el sangrado originado en
tramos proximales puede manifestarse también como hematoquecia. Por el
contrario, si la hemorragia es muy escasa y la actividad peristáltica muy
lenta, una HDB originada en tramos muy distales puede manifestarse como heces
negras en vez de rojas. De todas formas, lo más frecuente es que el color de la
sangre expulsada constituya una buena orientación sobre el tramo intestinal en
el que se ha originado.
ETIOLOGÍA
ADOLESCENTES
Y ADULTOS JÓVENES Divertículo
de Meckel Enfermedad inflamatoria crónica intestinal Pólipos ADULTOS MENORES DE 60 AÑOS Enfermedad inflamatoria crónica
intestinal Pólipos/cáncer Enfermedad diverticular Malformaciones arteriovenosas
ADULTOS MAYORES DE 60 AÑOS Enfermedad diverticular Angiodisplasia
colónica Pólipos/cáncer Colitis isquémica Hemorragia pospolipectomía Las causas más frecuentes,
independientemente de la edad, son las hemorroides y las fisuras anales PATOLOGÍA ANORRECTAL Fístula anal, úlcera solitaria de
recto, prolapso rectal, impacto fecal, lesiones por cuerpos extraños NEQPLÁSICAS Leiomioma y leiomyosarcoma, tumor
carcinoide, linfoma, sarcoma de Kaposi, metástasis INFLAMATORIAS Úlceras por AINE, colitis infecciosa y
seudomembranosa, úlcera solitaria de ciego, endometriosis intestinal SISTÉMICAS Vasculitis, amiloidosis, coagulopatías
y discrasias sanguíneas, tratamiento con anticoagulantes, seudoxantoma
elástico, síndrome de Stevens-Johnson, mastocitosis VASCULARES Varices rectales, lesión de Dieulafoy,
colitis actínica, isquemia intestinal, aneurismas y fístulas aortoentéricas,
hemangioma, enfermedad de Rendu- Osler CONGÉNITAS
Duplicación intestinal
SECUENCIA DIAGNÓSTICA DE LA HEMORRAGIA DIGESTIVA BAJA
La secuencia que se debe seguir en el
proceso diagnóstico de la HDB es la siguiente: Confirmar que se trata de una
hemorragia verdadera mediante la inspección o el tacto rectal o, si no es
posible, mediante las cifras de hemoglobina. Descartar que sea una
hemorragia digestiva alta (HDA). Se basa fundamentalmente en el índice urea/creatinina
(< 100 en la HDB) y en la información que aporte la endoscopia digestiva
alta, que debe realizarse siempre que exista una duda razonable
ENDOSCÓPICAS
Colonoscopia total (HDB activa e
inactiva) Enteroscopia (HDB inactiva o activa leve): De pulsión Doble balón Videocápsula
(HDB inactiva) RADIOLÓGICAS
Tránsito intestinal/enteroclisis Enema
opaco Arteriografía selectiva (HDB activa grave, flujo > 0,5–1 ml/min; en
casos seleccionados, también en la inactiva) Angiotomografía computarizada (HDB
activa grave, flujo > 0,4 ml/s; aún con poca experiencia) ISOTÓPICAS Sulfuro coloidal de 99mTc (HDB activa
leve, flujo < 0,1 ml/min) Hematíes marcados con 99mTc (HDB activa leve,
flujo < 0,1 ml/min, y en sangrado intermitente) Pertecnectato de 99mTc (HDB
inactiva y sospecha de divertículo de Meckel) QUIRÚRGICAS Laparotomía
diagnóstica con endoscopia intraoperatoria (HDB masiva grave y persistente)
ACTITUD DIAGNÓSTICA EN URGENCIAS
La anamnesis debe
incluir: Aparición de síntomas como astenia, mareo, cambios ortostáticos o síncope,
relacionados con la gravedad de la hemorragia. Características del sangrado
actual y síntomas acompañantes, como cambios del ritmo intestinal, síndrome
constitucional, dolor abdominal, relación con la deposición, etc. Medicación
previa o concomitante con la presentación de los síntomas, especialmente antiinflamatorios
no esteroideos (AINE), antiagregantes plaquetarios y anticoagulantes. Episodios
previos de hemorragia y revisión de los estudios ya realizados. Historia
personal de pólipos, cáncer de colon, enfermedad inflamatoria crónica
intestinal, tratamiento radioterápico en pelvis menor o en la próstata,
telangiectasias, coagulopatías, infección por el virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH), polipectomías recientes e intervenciones quirúrgicas (especialmente
de aneurisma de aorta abdominal, por la extrema gravedad del sangrado por
fístula aortoentérica). Historia familiar de enfermedades intestinales.
Exploración física En primer lugar, hay que realizar una valoración del estado
hemodinámico del paciente y detectar signos que indiquen inestabilidad
hemodinámica, como palidez cutaneomucosa, sudoración, frialdad de manos y pies,
frecuencia cardíaca superior a 100 lat/min o presión arterial sistólica
inferior a 100 mmHg. Posteriormente hay que valorar la existencia de signos
relacionados con la causa de la hemorragia o con la enfermedad asociada. L a exploración
anorrectal es absolutamente imprescindible en el estudio de todos aquellos pacientes
que presenten una rectorragia, y debe incluir una inspección anal y un tacto
rectal. Hay que describir la existencia o no de masas rectales, las
características de las heces y del sangrado. El paciente debe ser informado
previamente de su importancia
Exploraciones
complementarias urgentes Hematimetría con fórmula y recuento leucocitarios. Permite evaluar
la gravedad de la hemorragia, y si es aguda (anemia normocítica y normocrómica)
o crónica (microcítica e hipocrómica). Bioquímica sanguínea que incluya la
determinación de urea, creatinina e iones. Permite evaluar el índice
urea/creatinina, que es inferior a 100 en la HDB. Estudio de coagulación.
Imprescindible en todo proceso hemorrágico sin coágulos. Solicitud de pruebas
cruzadas si se preve que el paciente va a requerir una transfusión sanguínea. Radiografía
simple de abdomen para indagar sobre la presencia de signos relacionados con la
enfermedad causante de la hemorragia y para descartar causas quirúrgicas, como
la obstrucción intestinal o la isquemia mesentérica. Endoscopia digestiva alta.
Está indicada siempre que existan dudas respecto al origen alto o bajo del
sangrado.
CRITERIOS DE INGRESO Los signos de inestabilidad hemodinámica son una clara indicación
de ingreso para cualquier paciente con hemorragia digestiva. Sin embargo,
cuando el paciente está estable, y siempre que no se trate de una fístula
aortoentérica, el criterio de ingreso se establece de forma individualizada,
según el volumen del sangrado, su cese o persistencia, la sospecha clínica de
su naturaleza benigna o maligna y la situación personal del paciente (patología
asociada, apoyo familiar, disponibilidad de transporte, distancia de su
domicilio a un centro hospitalario, etc.). Si se observa inestabilidad
hemodinámica, el paciente debe ingresar en una unidad de sangrantes; en caso contrario,
en planta de hospitalización convencional
TRATAMIENTO Si el paciente con HDB tiene criterios de inestabilidad
hemodinámica, se instaura el tratamiento descrito para la HDA inestable (v. cap. 44). Si el paciente está
estable se prescribe: Reposo absoluto o relativo, según las características del
episodio hemorrágico y de la patología asociada. Dieta líquida o blanda sin
fibra, si tolera. Perfusión de suero glucosalino a razón de 1.500 ml/24 h,
modificando el tipo de solución y la cantidad, según la afección de base
asociada y el estado del paciente. Suspender aquella medicación que pueda
empeorar la hemorragia, como AINE, antiagregantes y anticoagulantes orales. Si
la anticoagulación es imprescindible se administra heparina de bajo peso molecular
por vía subcutánea
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