2015/08/14

CONJUNTIVITIS

Se define la conjuntivitis como la inflamación de la mucosa conjuntival, y es la enfermedad más frecuente de la conjuntiva. Según su etiología, se clasifica en: bacteriana, viral, alérgica, clamidial y por otros procesos inflamatorios.
CLÍNICA GENERAL
Si bien la forma de presentación clínica varía en relación con la etiología del proceso, hay síntomas que son comunes a toda conjuntivitis. Síntomas Malestar ocular, referido por el paciente como sensación de cuerpo extraño, «arenilla», escozor o picor. No hay dolor propiamente dicho, fotofobia ni disminución significativa de la visión. Signos Hiperemia conjuntival (ojo rojo). Edema conjuntival (quemosis). Lagrimeo y secreción (mucosa, purulenta o serosa, dependiendo de la causa). Si la secreción contiene mucha fibrina, puede formar membranas o seudomembranas (las membranas verdaderas sangran al desprenderlas). Reacción hística: folículos (hipertrofia linfoide de la conjuntiva), papilas (formaciones prominentes vasculares). Signos asociados: queratitis, blefaritis, adenopatía retroauricular o preauricular.
CONJUNTIVITIS BACTERIANA
Se caracteriza fundamentalmente por la secreción de tipo purulento o mucopurulento. Según su evolución, puede ser aguda, hiperaguda y crónica. Conjuntivitis bacteriana aguda. Se presenta de forma brusca, generalmente de comienzo unilateral, y afecta al otro ojo en 24–48 h. La secreción suele ser mucopurulenta y los gérmenes más frecuentemente implicados son: Staphylococcus aureus, Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae. Conjuntivitis bacteriana hiperaguda. Se presenta de forma abrupta con secreción purulenta muy copiosa. La manifestación clínica es más florida que en la anterior y consiste en: edema palpebral intenso, dolorimiento, quemosis conjuntival e incluso formación de membranas y seudomembranas. Puede haber adenopatía preauricular, y riesgo de ulceración y perforación corneales. Esta entidad suele estar producida por Neisseria, Pseudomona y Clostridium diphtheriae. Conjuntivitis bacteriana crónica. Los síntomas y signos son más leves y de curso más lento. Puede asociarse a reacción inflamatoria de los párpados (blefaroconjuntivitis crónica) o de vías lagrimales (conjuntivitis asociada a dacriocistitis crónica). Suele estar producida por Staphylococcus aureus, Mycobacterium lacunata y bacterias entéricas.
graph;">  Tratamiento
Higiene ocular, mediante la limpieza frecuente de las secreciones. Antibióticos tópicos. Puede utilizarse, entre otros, una asociación de trimetoprima y polimixina B (Oftalmotrim®, colirio), tobramicina (Tobrex®, colirio 0,3%, Tobrabact®, colirio 0,3%) o fluoroquinolonas, como ciprofloxacino (Oftacilox®, colirio 0,3% y pomada 0,3%). Durante el día se administra el colirio en dosis de una gota cada 2–4 h en ambos ojos, y antes de acostarse, la pomada oftálmica. Esta terapia se mantiene durante 5–7 días. Si no cede con este tratamiento, se confirma el diagnóstico mediante frotis conjuntival, cultivo y antibiograma. En la conjuntivitis hiperaguda es necesaria la identificación del germen causante, mediante frotis conjuntival, cultivo y antibiograma. Si se sospecha infección por Neisseria, se administran cefalosporinas, como ceftriaxona (Rocefalin®, viales intramusculares con 1 g) en dosis de 1 g/24 h por vía intramuscular durante 5 días. En la blefaroconjuntivitis crónica hay que tratar, además, la meibomitis asociada, mediante fomentos e higiene de las pestañas con champú neutro. En la conjuntivitis bacteriana no deben administrarse corticoides.
CONJUNTIVITIS VIRAL
La secreción suele ser de tipo seroso con hiperlagrimeo reflejo. Se asocia a hipertrofia folicular y, en ocasiones, se aprecian lesiones corneales epiteliales (queratoconjuntivitis), y puede haber adenopatía preauricular. Con relativa frecuencia se acompaña de un cuadro catarral de vías respiratorias altas y fiebre, que es más frecuente en otoño e invierno. Generalmente los gérmenes implicados son adenovirus, Coxsackie, picornavirus y Herpesvirus.
Tratamiento
 Higiene ocular y tratamiento sintomático, mediante la limpieza frecuente de las secreciones y la aplicación de compresas frías. Pueden administrarse antiinflamatorios no esteroideos (AINE) tópicos, como diclofenaco (Voltaren®, colirio 0,1%) en dosis de una gota cada 8 h. Debe asociarse profilaxis antibiótica tópica de la posible infección bacteriana secundaria, mediante la administración de trimetoprima y polimixina B (Oftalmotrim® font-size: 14.5pt;">, colirio). Durante el día, se administra el colirio en dosis de una gota cada 4 h en cada ojo. Esta terapia se mantiene durante 7 días. Si se sospecha infección por Herpesvirus, se administra aciclovir tópico (Zovirax®, pomada oftálmica 3%) en dosis de una aplicación de 10 mm de pomada, cada 4 h, durante 7 días; o ganciclovir tópico (Virgan®, gel oftálmico) en dosis de una gota cinco veces al día durante 7 días. CONJUNTIVITIS ALÉRGICA Es una reacción inflamatoria aguda o crónica caracterizada por secreción mucosa, hiperemia y edema conjuntival y, como síntoma fundamental, prurito. Suele tener incidencia estacional y puede haber antecedentes de atopia. Clínicamente se distinguen varios tipos: Conjuntivitis de la fiebre del heno. Conjuntivitis atópica. En el contexto de un paciente con clínica reconocida de atopia. Conjuntivitis vernal. Es propia de pacientes jóvenes, con afección bilateral y recurrente en primavera. Conjuntivitis alérgica de contacto. Se asocia a dermatitis eccematosa de los párpados, generalmente producida por cosméticos o medicamentos tópicos. Conjuntivitis microbioalérgica. Es una reacción de hipersensibilidad de la conjuntiva ante determinados componentes de algunas bacterias (Staphylococcus). Conjuntivitis edematosa aguda alérgica. Es una reacción aislada con quemosis y edema palpebral, que ocurre generalmente en niños sin ningún otro factor añadido. Conjuntivitis papilar gigante. Cursa con gran hipertrofia papilar y está relacionada con el uso de lentes de contacto, prótesis oculares o después de una intervención quirúrgica ocular por reacción a la sutura.
Tratamiento
Eliminación del alérgeno, si es posible. Aplicación de compresas frías. Administración tópica, en cada ojo, de estabilizadores de los mastocitos, como cromoglicato disódico (Cusicrom oftálmico fuerte®, colirio 4%), en dosis de una gota cada 4 h; o neodocromil sódico (Tilavist®, colirio 2%) en dosis de una gota cada 12 h. Antihistamínicos tópicos, como levocabastina (Bilina®, colirio 0,05%) o azelastina (Corifina®, colirio 0,05%) en dosis de una gota cada 12 h en cada ojo. También pueden ser útiles los AINE, como diclofenaco (Voltaren®, colirio 0,1%) en dosis de una gota cada 6 h en cada ojo. A veces es necesaria la administración de corticoides tópicos, en cuyo caso hay que elegir uno de poca potencia, como fluorometolona (FML®, colirio 0,1%, FML® forte, colirio 0,25%) en dosis de una gota cada 6 h en cada ojo.
CONJUNTIVITIS CLAMIDIAL
También denominada conjuntivitis de inclusión, suele ser de tipo folicular con secreción mucopurulenta y tendencia a la cronicidad. Puede acompañarse de adenopatía preauricular. Hay varias entidades clínicas: Tracoma. Es una conjuntivitis folicular crónica con tendencia a la cicatrización conjuntival y vascularización corneal. Hoy está prácticamente erradicada, si bien con frecuencia se ve a pacientes con secuelas de haberla padecido. Conjuntivitis de inclusión del adulto. Es una conjuntivitis folicular aguda. Conjuntivitis de inclusión del recién nacido. Oftalmía neonatal con una incubación de 5–12 días. Se presenta de forma aguda con secreción purulenta bilateral.
Tratamiento
 Higiene ocular, con limpieza frecuente de las secreciones. En el recién nacido, se administran antibióticos tópicos, como clortetraciclina (Oftalmolosa Cusi Aureomicina®, pomada 0,5%) o eritromicina (Oftalmolosa Cusi Eritromicina®, pomada 0,5%) en dosis de una aplicación cada 8 h durante 3–4 semanas. La conjuntivitis de inclusión del adulto y el tracoma requieren tratamiento sistémico con tetraciclinas, como doxiciclina (Vibracina®, cápsulas de 100 mg) en dosis de 100 mg/12 h, por vía oral, durante 21 días.


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