GLAUCOMA
CRÓNICO
Ausencia de
síntomas en las etapas tempranas. _ Pérdida progresiva, insidiosa y bilateral de la visión periférica,
que origina visión en túnel con conservación de la agudeza visual. _ Depresión patológica de la papila
óptica. _ Por lo general se relaciona con
elevación persistente de la presión intraocular.
Generalidades
El glaucoma
crónico se caracteriza por excavación progresiva de la papila y palidez de
ésta, con pérdida de la visión que varía desde limitación ligera de los campos periféricos
hasta ceguera total. En el glaucoma de ángulo abierto crónico, primario y
secundario, la presión intraocular está incrementada por disminución del
drenaje del humor acuoso a través de la malla trabecular. En el glaucoma de
ángulo cerrado crónico se encuentra obstruido el flujo de humor acuoso hacia el
ángulo de la cámara anterior. En el glaucoma de tensión normal no hay elevación
de la presión intraocular por arriba de los límites normales, pero se observa
el mismo patrón de daño al nervio óptico, tal vez por insuficiencia vascular. El
glaucoma primario de ángulo abierto es bilateral. La prevalencia es mayor en
familiares de primer grado de individuos afectados y en diabéticos. En personas
de raza negra es más frecuente, ocurre a edades más tempranas y ocasiona daño
más grave del nervio óptico.
El glaucoma secundario de ángulo abierto puede
ser consecuencia de uveítis, traumatismos oculares o tratamiento con
corticoesteroides, ya sea que se administren por vías tópica, sistémica,
inhalada o nasal. En Estados Unidos se estima que 2% de las personas mayores de
40 años de edad padece glaucoma, el cual afecta a más de dos millones de
individuos y es tres veces más frecuente en personas de raza negra. Cuando
menos 25% de los casos no se detecta. Más de 90% de los casos pertenece al tipo
de ángulo abierto. En todo el mundo, en promedi
o, 4.5 millones de personas
muestran ceguera de los dos ojos por glaucoma en ángulo abierto, y 4 millones
(de los cuales en promedio la mitad vive en China), muestran ceguera bilateral
por el glaucoma crónico de ángulo cerrado.
_ Manifestaciones clínicas
Al inicio no
suele haber síntomas, de tal modo que el glaucoma crónico se detecta a menudo
en un examen ocular sistemático. El diagnóstico requiere la coexistencia de anomalías
reproducibles en al menos dos de tres parámetros: papila óptica, campo visual y
presión intraocular. La depresión papilar se identifica por incremento absoluto
o asimetría, entre ambos ojos, de la proporción entre la depresión óptica y el
diámetro total de la papila óptica (relación depresión/papila, figs. 7-3 y
7-4). (Una relación depresión/ papila mayor de 0.5 o una asimetría de 0.2 o
mayor de dicha relación sugieren la presencia del trastorno.) Al inicio se
desarrollan anomalías de los campos visuales en la región paracentral, seguidas
por reducción del campo visual periférico. La visión central es buena hasta
etapas avanzadas de la enfermedad. El intervalo de presión intraocular normal
varía de 10 a 21 mmHg. En muchos individuos, el incremento de la presión
intraocular no se vincula con anomalías de la papila óptica o el campo visual. Estas
personas con hipertensión ocular se encuentran en riesgo mayor de
glaucoma.
El tratamiento
para reducir la presión intraocular se justifica si hay riesgo moderado a
elevado; esto se determina a partir de varios factores que incluyen edad,
aspecto de la papila óptica, nivel de presión intraocular y grosor de la córnea.
Una proporción significativa de ojos con glaucoma primario de ángulo abierto
tiene presión intraocular normal cuando se realiza la medición por primera vez,
y sólo con mediciones repetidas se identifica la presión anormalmente elevada.
En el glaucoma de tensión normal, la presión intraocular siempre
se encuentra en el intervalo normal pese a la medición repetida. Hay muchas
otras causas de anomalías de la papila o cambios del campo visual que simulan
daño por glaucoma, y es posible que la campimetría no sea confiable en algunos
pacientes, en particular en los de edad avanzada. En conjunto, estos factores significan
que el diagnóstico de glaucoma no siempre es sencillo y obstaculiza la eficacia
de programas de detección. _
Prevención
En todas las
personas mayores de 40 años debe efectuarse medición de la presión intraocular
y exploración de la papila cada dos a cinco años. En diabéticos e individuos
con antecedente familiar de glaucoma está indicada la exploración anual. La
valoración oftalmológica regular debe considerarse en los individuos que consumen
corticoesteroides orales de forma crónica o que se encuentran bajo tratamiento
combinado de corticoesteroides intranasales e inhalados. _
Tratamiento A. Fármacos
Suelen
utilizarse como fármacos de primera línea los análogos de la prostaglandina
(latanoprost al 0.005%, bimatoprost al 0.03%; travoprost al 0.004% y tafluprost
al 0.0015% una vez al día por la noche, y la unoprostona al 0.15% dos veces al
día), por su eficacia, por no generar efectos adversos sistémicos y también por
la comodidad de usarlos una sola vez al día (excepto la unoprostona) (cuadro
7-2). Todos los compuestos en cuestión pueden ocasionar hiperemia conjuntival,
oscurecimiento del iris y del color del ojo y proliferación de las pestañas. Se
sabe que el latanoprost reactiva la uveítis y el edema macular.
El tafluprost no
se distribuye en Estados Unidos. Los bloqueadores adrenérgicos β tópicos, como
timolol al 0.25 o 0.5%, carteolol al 1%, levobunolol al 0.5% y metipranolol al 0.3%
en solución dos veces al día, o timolol al 0.25 o 0.5% en gel una vez al día,
pueden utilizarse solos o combinados con un análogo de las prostaglandinas.
Tales fármacos están contraindicados en pacientes con enfermedad reactiva de
las vías respiratorias o insuficiencia cardiaca. En teoría es más seguro el
betaxolol al 0.25 o 0.5% (un medicamento bloqueador selectivo de los receptores
β) en presencia de enfermedad reactiva de las vías respiratorias, pero es menos
eficaz para reducir la presión intraocular.
La brimonidina al 0.2% (un agonista α2
selectivo) y la dorzolamida al 2% o brinzolamida al 1% (inhibidores de la
anhidrasa carbónica tópicos) pueden utilizarse además de un análogo de
prostaglandinas o un bloqueador β (dos veces al día), o bien como tratamiento inicial
cuando están contraindicados los análogos de prostaglandinas y los bloqueadores
β (brimonidina dos veces al día, dorzolamida y brinzolamida tres veces al día).
Ambos se acompañan de reacciones alérgicas. Las gotas oftálmicas combinadas,
aplicadas una vez al día, mejoran la colaboración del enfermo cuando se
necesitan múltiples medicamentos e incluyen latanoprost al 0.005% y timolol al
0.5%, bimatoprost al 0.03% y timolol al 0.5% y travoprost al 0.004% y timolol
al 0.5% y los productos que se aplican dos veces al día como dorzolamida al 2%
y timolol al 0.5%; brinzolamida al 1% y timolol al 0.5%, y brimonidina al 0.2%
y timolol al 0.5%.
En pacientes que
reciben tratamiento médico máximo puede utilizarse apraclonidina al 0.5 a 1%,
otro agonista α2, tres veces al día para posponer la necesidad de la corrección
quirúrgica, pero el uso prolongado se limita por reacciones farmacológicas. Se utiliza
con mayor frecuencia para controlar las elevaciones agudas de la presión
intraocular, por ejemplo, después del tratamiento con láser. La pilocarpina al
1 a 4%, adrenalina al 0.5 a 1% y el profármaco dipivefrina al 0.1% rara vez se
utilizan por sus efectos secundarios. Los inhibidores de la anhidrasa carbónica
de administración oral (p. ej., acetazolamida) pueden utilizarse a largo plazo
si el régimen tópico es inadecuado y los tratamientos con láser o quirúrgico
son inapropiados.
B. Terapia con
láser y cirugía
La
trabeculoplastia con láser se utiliza como auxiliar del tratamiento tópico para
posponer la operación y también se aconseja como tratamiento primario. Por lo
general, la intervención se practica cuando la presión intraocular no puede
controlarse en forma adecuada con el tratamiento médico y con láser, pero
también puede emplearse como tratamiento primario. El procedimiento estándar es
aún la trabeculectomía. En casos difíciles se utiliza la farmacoterapia
complementaria con mitomicina o fluorouracilo subconjuntival en el
perioperatorio o después del procedimiento. La viscocanalostomía y la
esclerotomía profunda con implante de colágena (dos procedimientos alternativos
que evitan la incisión de espesor total en el ojo) pueden ser tan eficaces como
la trabeculectomía pero son más difíciles de realizar. En el glaucoma de ángulo
cerrado crónico puede ser útil la iridotomía periférica con láser o la
iridotomía periférica quirúrgica.
En sujetos
asintomáticos con ángulos estrechos de la cámara anterior, que incluyen, en
promedio, 10% de los chinos adultos, puede practicarse con fin profiláctico la
iridotomía periférica con láser para disminuir el peligro del glaucoma de
ángulo cerrado agudo y crónico. Sin embargo, hay dudas de la eficacia de ese tratamiento
y también del riesgo que evolucionen las cataratas y surja descompensación
corneal.
En Estados
Unidos, en promedio, 1% de las personas mayores de 35 años
muestran estrechamiento de los ángulos de la cámara anterior, pero son poco
comunes los fenómenos de ángulo cerrado agudo y crónico, al grado de que por lo
regular no se emprenden medidas profilácticas
Pronóstico
Es probable que
el glaucoma crónico no tratado que se inicia a los 40 a 45 años de edad cause
ceguera total alrededor de los 60 a 65 años. El diagnóstico y el tratamiento
tempranos suelen preservar una visión útil durante toda la vida. El tratamiento
del glaucoma de ángulo abierto primario (y, si se requiere, de la hipertensión ocular)
se dirige a reducir la presión intraocular a un nivel en que disminuya de
manera adecuada la progresión de la pérdida del campo visual. En ojos con
cambios notables del campo visual o de la papila, debe reducirse la presión
intraocular a menos de 16 mmHg. En el glaucoma de tensión normal con pérdida
progresiva del campo visual es necesario lograr una presión intraocular incluso
más baja, de tal manera que suele requerirse la intervención quirúrgica.
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