PARÁLISIS
DEL NERVIO MOTOR OCULAR COMÚN
En la parálisis
completa del tercer par craneal hay ptosis con un ojo divergente y
ligeramente desviado hacia abajo. Los movimientos extraoculares en todas las
direcciones están restringidos, excepto en sentido lateral (función del recto
externo preservado).
La integridad de
la función del cuarto par craneal (oblicuo superior) se detecta por la
presencia de rotación interna cuando el paciente intenta mirar hacia abajo. La
afectación pupilar (dilatación pupilar sin reflejo fotomotor o de acomodación)
es un signo importante para diferenciar las causas “quirúrgicas” de las
“médicas” en la parálisis aislada del tercer par craneal.
Las lesiones
compresivas de este nervio (p. ej., aneurisma de la arteria comunicante
posterior y hernia uncal causada por una masa supratentorial) se acompañan de
manera característica de afectación pupilar. En pacientes con parálisis
dolorosa aislada del tercer par craneal y afectación pupilar se considera la
presencia de aneurisma de la arteria comunicante posterior, en tanto no se
excluya.
La apoplejía hipofisaria es una causa más
rara. Las enfermedades que implican parálisis aislada del tercer par craneal
comprenden diabetes, hipertensión y arteritis de células gigantes.
La parálisis
del cuarto par craneal causa desviación de los ojos hacia arriba con
incapacidad para mirar hacia abajo en aducción. Hay diplopía vertical que se
torna más aparente al tratar de leer y descender escaleras. Muchos casos con
las mismas manifestaciones clínicas se deben a anomalía orbitaria congénita
musculofacial, aunque se le denomina parálisis congénita del cuarto par
craneal. El traumatismo es causa importante de parálisis adquirida del cuarto
par craneal (en particular bilateral), pero también deben considerarse
neoplasias cerebrales y causas médicas, como en la parálisis del tercer par
craneal.
La parálisis del sexto par craneal causa
estrabismo convergente en la posición primaria con falta de abducción del ojo
afectado, que produce diplopía horizontal que aumenta cuando se desvía la
mirada hacia el lado afectado y en la visión a distancia. Es un signo
importante de hipertensión intracraneal. La parálisis del sexto par craneal
también puede ser consecuencia de traumatismo,
neoplasias, lesiones del tronco
encefálico o causas médicas. En todo paciente con parálisis ocular motora
aislada debe sospecharse tumoración intracraneal o intraorbitaria. En
individuos con parálisis aisladas del nervio motor ocular común debidas a
posibles causas médicas, sólo suele requerirse MRI del cerebro si no inicia la
recuperación en el transcurso de tres meses, aunque un estudio reciente sugiere
que debe hacerse en todos los casos. Las parálisis del motor ocular común
vinculadas con otros signos neurológicos pueden ser consecuencia de lesiones en
el tronco encefálico, la órbita o el seno cavernoso. Las lesiones alrededor de
este último incluyen las ramas superiores del nervio trigémino, los nervios
motores oculares y, en ocasiones, el quiasma óptico. Las lesiones en el vértice
de la órbita incluyen el nervio óptico y los nervios motores oculares. En el
diagnóstico diferencial de movimientos extraoculares alterados siempre deben
considerarse la miastenia y la oftalmopatía distiroidea. _
Cuándo referir
•
Los pacientes con parálisis reciente y aislada
del tercer par, en especial cuando se acompañan de defectos pupilares o dolor,
deben referirse de urgencia para su evaluación neurológica y posible
investigación de un aneurisma intracraneal. • Los pacientes con diplopía
reciente se deben enviar de inmediato con el oftalmólo
go o neurólogo, en
especial cuando se acompaña de disfunción de varios pares craneales u otras
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