2015/12/02

FOTODERMATITIS

FOTODERMATITIS
BASES PARA EL DIAGNOSTICO
Eritema doloroso o pruriginoso, edema o vesiculación en superficies expuestas al sol; cara, cuello, manos y “V” del escote. _ No afecta los párpados superiores internos ni el área debajo del mentón.
Manifestaciones clínicas A. Signos y síntomas
 Cuando la reacción inflamatoria aguda de la piel es muy intensa, se acompaña de dolor, fiebre, síntomas digestivos, malestar e incluso postración, aunque ésta es muy poco frecuente. Los signos incluyen eritema, edema y tal vez vesiculación y sudoración en superficies expuestas. A menudo da por resultado exfoliación de la epidermis y alteraciones pigmentarias. La clave para el diagnóstico es la localización del exantema en áreas expuestas a la luz, aunque estos exantemas pueden generalizarse con el tiempo y abarcar inclusive áreas protegidas de la luz. Quizá se vea afectado el labio inferior.

B. Datos de laboratorio
 Las pruebas sanguíneas y urinarias son inútiles, a menos que se sospeche porfiria cutánea tardía por presencia de vesículas, cicatrices o miliaria (quistes blancos de 1 a 2 mm de diámetro) y fragilidad de la piel del dorso de las manos e hipertricosis facial. Tal vez se detecte eosinofilia en las reacciones fotoalérgicas crónicas.
_ Diagnóstico diferencial
 Éste es extenso. Si no se dispone de un antecedente claro del uso de un fotosensibilizador tópico sistémico y el exantema es persistente, entonces tal vez sea necesario un estudio que incluya biopsia y pruebas con luz. La fotodermatitis debe diferenciarse de la dermatitis por contacto que puede derivarse de cualquiera de las múltiples sustancias en lociones y aceites para bronceado, ya que con frecuencia tienen una distribución similar. La sensibilidad a los rayos actínicos también puede formar parte de un padecimiento más grave, como porfiria cutánea tardía o lupus eritematoso. Estos trastornos se diagnostican mediante las pruebas sanguíneas o de orina correspondientes. Las fenotiazinas, la quinina o la quinidina, la griseofulvina, las sulfonilureas, los antiinflamatorios no esteroideos y los antibióticos (p. ej., algunas tetraciclinas, quinolona, trimetoprim-sulfametoxazol) pueden sensibilizar la piel. La erupción lumínica polimorfa hereditaria (PMLE) es una fotodermatitis idiopática muy común y con frecuencia se inicia en el tercer o cuarto decenio de vida, excepto en estadounidenses nativos y latinoamericanos, en quienes puede manifestarse en la infancia. La PMLE es de naturaleza crónica y puede haber periodos transitorios de remisión espontánea. El espectro de acción de este padecimiento abarca las longitudes de onda ultravioleta largas (luz ultravioleta A; 320 a 400 nm). Esta luz desencadena fotosensibilidad medicamentosa. _
 Complicaciones Algunas personas continúan presentando reacción crónica a la luz, incluso cuando al parecer ya no se exponen más a fármacos fotosensibilizadores.
_ Prevención
Si bien los filtros solares en general son recursos útiles y deben utilizarlos personas con fotosensibilidad, algunos pacientes reaccionan a cantidades tan bajas de energía que quizá no sean suficientes sólo estos filtros. Los filtros solares con un factor de protección solar (SPF) de 30 a 60 y protección amplia contra la luz ultravioleta A, que contienen ácido sulfónico dialcanforado, avobenzona, dióxido de titanio y óxido de cinc micronizado, son muy útiles en los casos de dermatitis fotoalérgica. Las pantallas solares no previenen la fotosensibilidad generada por porfiria y para prevenir los brotes se necesita una protección tipo barrera (ropa). _
Tratamiento A. Medidas específicas

En los casos de fotoalergia, debe sospecharse de medicamentos incluso si se han utilizado durante meses (como hidroclorotiazida).

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