PROFILAXIS POSTEXPOSICIÓN FRENTE AL VIRUS
DE LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA (VIH)
INTRODUCCIÓN
La exposición al virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH) se divide en dos grandes grupos: 1 Exposición ocupacional. Es la
que se produce en los profesionales sanitarios durante el desempeño de su
profesión, bien a través de punciones percutáneas o mediante exposiciones
mucocutáneas a la sangre u otro material potencialmente infeccioso. 2
Exposición no ocupacional. Es la que se produce cuando existe un contacto
sexual o parenteral fuera del ámbito sanitario.
TRANSMISIÓN DEL VIRUSDE LA
INMUNODEFICIENCIA HUMANA
Mecanismo de transmisión
El riesgo de transmisión del VIH está determinado
por la exposición a la sangre, fluidos sanguinolentos u otros materiales
potencialmente infecciosos, como semen, secreciones vaginales y líquidos
cefalorraquídeo, sinovial, pleural, peritoneal, pericárdico o amniótico. En
ausencia de sangre visible, la saliva, la orina, las heces, las secreciones
nasales, el esputo, el sudor, las lágrimas y el vómito no se consideran
transmisoras de la infección. Los tipos teóricos de exposición no ocupacional
son: sexual (práctica consentida), violación, transfusión de componentes
sanguíneos, accidentes con agujas u objetos punzantes, contacto con fluidos o
tejidos infectados, mordedura, transmisión perinatal y lactancia. No obstante,
en la práctica, la transmisión no ocupacional del VIH ocurre casi siempre por
vía sexual o parenteral.
Cuantificación del riesgo de transmisión
Exposición ocupacional El riesgo de transmisión del VIH en el ámbito
sanitario después de una exposición percutánea se ha estimado en un 0,3%, y
después de un contacto con mucosas en un 0,09%. El riesgo de transmisión a través
de una piel lesionada no está bien cuantificado, pero se estima que es inferior
al riesgo de transmisión a través de mucosas. El riesgo de contagio es mayor en
las inoculaciones profundas, si hay sangre visible en el objeto causante del
accidente, si éste ha estado emplazado en una vena o arteria y si el paciente
fuente tiene una alta carga viral (infección aguda o avanzada). Si la
exposición ha sido a través de la piel y las mucosas, hay que tener en cuenta
el tiempo de contacto, la extensión de la zona afectada y la integridad de la
misma, así como el volumen de exposición.
f; font-size: 12pt;"> Exposición no ocupacional
En los pacientes adictos a drogas por vía
parenteral (ADVP) el riesgo por cada episodio de inyección con jeringa o aguja
compartida se estima en un 0,67%. En las exposiciones sexuales el riesgo de
contagio se establece mediante la siguiente valoración: Riesgo apreciable
(0,8–3%): recepción anal con eyaculación. Bajo riesgo (0,05–0,8%): recepción
vaginal con o sin eyaculación, recepción anal sin eyaculación, penetración anal
o vaginal y sexo orogenital con eyaculación. Riesgo mínimo (0,01–0,05%): sexo
oral sin eyaculación y sexo orogenital femenino. En las agresiones sexuales el
riesgo puede ser mayor dada la posibilidad de traumatismo anorrectal o genital.
ESTRATEGIA QUE SE DEBE SEGUIR ANTE UN
ACCIDENTEO EXPOSICIÓN CON RIESGODE CONTAGIO
Medidas preventivas locales
Para las exposiciones percutáneas: • Si la herida
sangra, debe permitirse el sangrado de forma profusa. • Eliminar posibles
cuerpos extraños. • Lavar con agua y jabón. • Aplicar una solución
desinfectante no irritante ni abrasiva. • No realizar maniobras agresivas para
no producir erosiones que favorezcan la infección. • No utilizar cáusticos,
como lejía. • No inyectar antisépticos ni desinfectantes en las heridas. Para
las exposiciones en mucosas: • Conjuntiva: lavado abundante con suero
fisiológico. • Mucosa oral: enjuagues bucales con agua.
Recomendaciones generales sobre el uso de
profilaxis postexposición con antirretrovirales
Debe recomendarse profilaxis postexposición (PPE)
cuando el caso fuente tenga una infección por el VIH conocida y exista un
riesgo apreciable para la transmisión de la misma. La eficacia del tratamiento
disminuye rápidamente después de la exposición, por lo que se recomienda
iniciarlo antes de transcurridas las primeras 6 h de producido el contacto, y
en cualquier caso, antes de las 72 h. No obstante, podría considerarse después
de dicho límite en casos concretos con un alto riesgo de transmisión. La
duración recomendada es de 4 semanas. Si la persona expuesta realiza PPE, a las
2 semanas del inicio de la terapia debe realizarse una hematimetría con fórmula
y recuento leucocitarios, y una bioquímica sanguínea. El resto del seguimiento
debe ser igual, tanto si se le administra profilaxis como si no, y se basa en
la realización a las 4–6 semanas de hematimetría con fórmula y recuento
leucocitarios, bioquímica sanguínea y serología para el VIH, el virus de la
hepatitis B (VHB) y el virus de la hepatitis C (VHC), serología que se repite a
los 3 y los 6 meses. Cuando sea posible debe obtenerse información sobre la
historia de tratamiento antirretroviral del caso fuente y de su carga viral más
reciente. Si éste da su consentimiento y puede disponerse con prontitud de los
resultados es conveniente realizarle una nueva carga viral y, eventualmente,
una prueba genotípica de resistencia a antirretrovirales. Si el riesgo de
transmisión es bajo o se desconoce si el caso fuente está infectado por el VIH
y no es posible efectuarle una prueba serológica rápida para su detección, la
decisión de efectuar PPE debe adoptarse de forma consensuada por el médico y la
persona expuesta después de haber sopesado minuciosamente los riesgos y
beneficios potenciales en su caso particular. Si no se conoce el estado del VIH
del caso fuente pero es ADVP o pertenece a una población de riesgo, debe
actuarse igual que si estuviese infectado por el VIH. No se recomienda la PPE
cuando el riesgo de transmisión es mínimo o nulo. La PPE no ocupacional se
recomienda únicamente después de exposiciones que entrañan un riesgo considerable
de transmisión del VIH, como la relación anal receptiva no protegida con
eyaculación o el intercambio de jeringuillas con un paciente infectado. Debe
considerarse también en exposiciones con un riesgo apreciable, cuando la fuente
tiene una infección por el VIH «no controlada».
Recomendaciones generales en casode riesgo
de transmisión no ocupacional
Antes de iniciar la PPE, pero sin que suponga
ningún retraso en la misma, debe realizarse: Serología (enzimoinmunoanálisis
[ELISA]) y carga viral del VIH. Hematimetría con fórmula y recuento
leucocitarios, bioquímica sanguínea que incluya glucosa, urea, creatinina,
iones, aspartato aminotransferasa (AST), alanina aminotransferasa (ALT), gamma glutamil
transpeptidasa (γ-GT), fosfatasa alcalina y bilirrubina total y directa. Serología
para el VHB y el VHC. Pruebas diagnósticas de otras infecciones de transmisión
sexual, como sífilis, gonococo e infecciones por Chlamydia
font-size: 12pt;">. Prueba de embarazo a todas las mujeres en edad fértil que hayan
tenido una exposición sexual y, además, a las que se plantee administrar
efavirenz, potencialmente teratógeno. No debe olvidarse que, antes de comenzar
la PPE, la persona expuesta debe firmar el consentimiento informado.
PAUTAS ANTIRRETROVIRALES RECOMENDADAS
Como norma general, cuando esté indicada la PPE,
se recomienda una pauta convencional con tres fármacos (dos análogos de
nucleósidos más un inhibidor de la proteasa), excepto en los casos de exposición
de riesgo muy bajo (p. ej., exposiciones mucosas de mínima cuantía) en los que
puede ser aceptable una pauta con dos fármacos (dos análogos de nucleósidos). La
pauta de elección es la que incluye la administración, por vía oral, de
zidovudina o tenofovir, más lamivudina o emtricitabina, más
lopinavir/ritonavir. Sus dosis y preparados comerciales son los siguientes: Zidovudina
(Zidovudina Combino
Pharm®, cápsulas de 100, 250 y
300 mg; Retrovir®, cápsulas de 100 y 250 mg, y comprimidos de 300
mg) en dosis de 250–300 mg/12 h. Tenofovir (Viread®, comprimidos de 245 mg)
en dosis de 245 mg/24 h. Lamivudina (Epivir®, comprimidos de 150 y
300 mg) en dosis de 300 mg/24 h. Emtricitabina (Emtriva®, cápsulas de 200 mg) en dosis de 200 mg/24 h. Zidovudina +
lamivudina (Combivir®, comprimidos de 300 + 150 mg) en dosis de un comprimido
cada 12 h. Tenofovir + emtricitabina (Truvada®, comprimidos de 245 +
200 mg) en dosis de un comprimido cada 24 h. Lopinavir + ritonavir (Kaletra®, comprimidos de 200 + 50 mg) en dosis de 400 + 100 mg (dos comprimidos)
cada 12 h. El médico especialista en enfermedades infecciosas puede valorar
otras pautas diferentes según las características específicas de cada caso y la
posibilidad de resistencia a los fármacos antes mencionados.
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