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DERRAME PLEURAL
CONCEPTO
El espacio pleural es la cavidad virtual situada entre el pulmó
le="font-family: LiberationSerif; font-size: 14.5pt;">n y la pared torácica. Se
denomina
derrame
pleural a la acumulación patológica de líquido en este espacio (se considera normal cuando
es < 15 ml).
ETIOLOGÍA
Las causas que pueden originar derrame pleural son múltiples (tabla 41.1). Es la manifestación de
gran variedad de enfermedades cuyas etiologías se sospechan por las características del líquido
acumulado (exudado o trasudado) (tabla 41.2).
Tabla 41.1 Causas de derrame pleural
TRASUDADO
Insuficiencia cardíaca*
Cirrosis hepática
Síndrome nefrótico
Diálisis peritoneal
Síndrome de Meigs
Mixedema
Urinotórax
Glomerulonefritis
EXUDADO
Neoplasias*: cáncer broncogénico, mesotelioma, mama, linfoma, metástasis
Infecciones*
Tromboembolia pulmonar*
Procesos abdominales: abscesos, perforación esofágica, etc.
Colagenosis: lupus, artritis reumatoide, síndrome de Sjogren, Churg Strauss,
etc.
Fármacos: nitrofurantoína, amiodarona, metrotexato, metronidazol,
metisergida, ergotamina, bromocriptina
Agentes físicos:
radioterapia, quemaduras eléctricas,
traumatismos, iatrogenia
Miscelánea:
pospericardiotomía,
postinfarto, amiloidosis
* Etiologías más frecuentes.
Tabla 41.2 Características diferenciales entre trasudado y exudado
PARÁMETROS TRASUDADO EXUDADO
Proteínas <
3 g/dl > 3 g/dl
Pp/Ps <
0,5 > 0,5
Glucosa Igual a la sérica < 60
mg/dl
LDH < 200 Ul/ml > 200
Ul/ml
LDHp/LDHs < 0,6 > 0,6
pH >
7,30 < 7,30
Leucocitos < 1.000 > 1.000
LDHp: lactato deshidrogenasa en liquido pleural; LDHs: lactato
deshidrogenasa sérica; Pp: proteínas en líquido
pleural; Ps: proteínas séricas.
El trasudado es un ultrafiltrado del plasma en la pleura, que se
forma cuando se alteran las
presiones hidrostáticas u oncóticas sistémicas. El
exudado se desarrolla cuando se afectan las
superficies pleurales, se incrementa la permeabilidad capilar
local o se reduce el drenaje linfático del
espacio pleural.
CLÍNICA
Anamnesis
Los síntomas de un
paciente con derrame pleural pueden estar relacionados con el proceso
subyacente
o deberse al propio derrame, que deteriora la función respiratoria. Generalmente se caracteriza por tos,
disnea y, ocasionalmente, dolor de características pleuríticas
(empeora con la respiración profunda,
la
tos y el estornudo, y mejora con la respiración superficial y la inmovilización del hemitórax afecto).
Una anamnesis cuidadosa sobre los antecedentes personales puede
orientar hacia la etiología de base.
Exploración física
La auscultación pulmonar
detecta una disminución del
murmullo vesicular y de la transmisión de las
vibraciones vocales. Existe matidez a la percusión del tórax. No debe
olvidarse realizar una
exploración completa
del paciente para detectar alteraciones que orienten hacia la patología
subyacente.
EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS
Radiografía de tórax
El derrame pleural sólo se aprecia cuando la cantidad de líquido acumulada es superior a 75 ml. Si es
pequeña sólo hay una obliteración del seno costofrénico y, a
medida que aumenta su cuantía, se
extiende por la pared lateral y posterior del tórax. En las radiografías realizadas en decúbito lateral del
lado afectado, el líquido libre origina un aumento de densidad difuso y homogéneo, superpuesto al
parénquima
pulmonar.
Cuando el derrame pleural es masivo se produce una opacificación casi completa del hemitórax
afectado, una inversión del diafragma y un desplazamiento mediastínico contralateral. Si no se
observan estos datos, hay que sospechar la concomitancia de una
atelectasia pulmonar subyacente
causada por un carcinoma broncogénico. En ocasiones la manifestación radiológica del
derrame
pleural es atípica: derrame
subpulmonar, derrame encapsulado o empiema encapsulado (v. cap. 10).
Ecografía torácica
Está indicada
cuando el diagnóstico o la localización del derrame pleural es dudosa en la radiografía
de tórax, o cuando
va a realizarse una toracocentesis dirigida.
Otras exploraciones urgentes
Saturación arterial de
oxígeno mediante pulsioximetría. Si es inferior al 90%, se realiza
gasometría arterial.
Hematimetría con fórmula y recuento leucocitarios, que orientan acerca del origen
infeccioso del
derrame.
Bioquímica sanguínea que incluya la determinación de glucosa, urea, creatinina, iones, aspartato
aminotransferasa (AST) y alanina aminotransferasa (ALT).
Toracocentesis
La toracocentesis está indicada en el neumotórax a tensión, con fines
diagnósticos y cuando el
derrame pleural origine insuficiencia respiratoria (volumen
superior a 1 cm entre la línea del
derrame
pleural y la pared torácica en la radiografía de tórax en decúbito homolateral). Sus contraindicaciones,
la técnica para su
realización y el material necesario se
describen en el capítulo 191.
Análisis del líquido pleural en urgencias
El análisis del líquido pleural orienta acerca de su etiología. Se aprecian y determinan los siguientes
parámetros:
Aspecto:
• Lechoso:
quilotórax.
• Pus:
empiema.
• Hemático: hemotórax.
Olor: pútrido, en la infección por gérmenes
anaerobios, y amoniacal en el urinotórax.
Celularidad:
• Si el
derrame es hemático, es difícil a priori establecer si se trata de un hemotórax o de un
derrame serohemorrágico. Para
realizar el diagnóstico
diferencial se determina el hematocrito del
líquido y del suero. Si la
relación entre ambos es superior a
0,5 se trata de hemotórax
(traumatismos, iatrogenia, etc.); si es inferior a 0,5, se trata de
un derrame serohemático
(neoplasia, embolia pulmonar, etc.).
• Un
predominio de células polimorfonucleares
sugiere neumonía, embolia pulmonar,
pancreatitis o absceso subfrénico.
• Un
predominio linfocítico orienta
hacia una afección crónica, cuyas causas más frecuentes
son la tuberculosis y las neoplasias.
• La
eosinofilia se detecta en los derrames paraneumónicos, las parasitosis, la asbestosis y los
secundarios a fármacos.
• La basofilia
superior al 10% sugiere afección pleural
leucémica.
Glucosa: si es inferior a 60 mg/dl, las causas más probables incluyen derrame paraneumónico o
paraneoplásico,
tuberculosis, artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, urinotórax o rotura
esofágica.
Amilasa: si está elevada, es
probable que la causa del derrame pleural sea pancreática
(pancreatitis aguda, seudoquiste) o esofágica (rotura). En ocasiones puede deberse a rotura de
embarazo ectópico,
neoplasia, hidronefrosis, cirrosis hepática o insuficiencia cardíaca.
Lactato deshidrogenasa (LDH): es útil para
comprobar la progresión de la
enfermedad, ya que es
un indicador fiable del grado de inflamación pleural.
pH: se
determina en los derrames paraneumónicos para valorar el grado de complicación y la
necesidad de utilizar procedimientos invasivos para resolver la infección pleural (pH < 7,20).
Triglicéridos y colesterol: si los triglicéridos son
superiores a 110 mg/dl, el cociente de
triglicéridos líquido pleural/suero es inferior a 1, y el cociente de colesterol líquido pleural/suero es
inferior a 1, se realiza el diagnóstico de quilotórax. Si este último cociente (colesterol) es igual o
superior a 1, sugiere seudoquilotórax.
Adenosindesaminasa (ADA): es útil para el
diagnóstico del derrame
tuberculoso; sin embargo, su
elevación no es
concluyente, ya que siempre que haya linfocitos activados hay aumento de esta
proteína. En la práctica clínica, cuando
un paciente joven (< 40 años) presenta
un exudado de
predominio linfocítico, ADA
pleural superior a 40 UI/ml y citología del líquido
negativa para células
malignas, se presume el diagnóstico de tuberculosis pleural y se inicia tratamiento
antituberculoso.
CRITERIOS DE INGRESO
Requieren ingreso hospitalario los pacientes con derrame pleural
que presenten:
Etiología
desconocida.
Insuficiencia respiratoria.
Descompensación de su
enfermedad de base.
Necesidad de colocación de un tubo de toracostomía, como en el hemotórax y el empiema.
TRATAMIENTO
El tratamiento del derrame pleural suele ser el de la enfermedad
que lo causa, excepto en aquellas
situaciones en las que hay que actuar sobre el propio derrame.
Entre ellas, destacan:
Derrame paraneoplásico conocido y recidivante: debe realizarse pleurodesis.
Derrame pleural asociado a insuficiencia
respiratoria: se realiza toracocentesis
evacuadora sin
extraer más de 1.000–1.500 ml, por la posibilidad de desarrollar un edema
postevacuación. La
extracción debe
interrumpirse si aparecen síntomas, como
tos, dolor o aumento de la disnea.
Derrame paraneumónico y empiema: se inicia tratamiento antibiótico empírico (v. capítulos 39
y 40). Si se trata de un empiema, el pH del líquido es inferior a 7, la glucosa inferior a 40 mg/dl o los
cultivos son positivos, se coloca un tubo de toracostomía. El drenaje debe practicarse lo antes posible,
dada la gran tendencia de este tipo de derrame a la loculación, excepto cuando exista lesión
endobronquial con obstrucción del bronquio principal, que lo contraindica.
Hemotórax: su
tratamiento se basa en colocar un tubo de toracostomía, si el derrame pleural es
superior a 300 ml, para disminuir la incidencia de fibrotórax. Se considera la realización de
toracotomía si el
sangrado es superior a 200 ml/h durante 3 h seguidas o la cuantía del drenaje inicial
es superior a 1.500 ml.
Quilotórax: se
evacua el líquido mediante el tubo de
drenaje pleural y después se instaura
una
dieta en la que las grasas estén formadas por triglicéridos de cadena media para disminuir su
absorción, aportando
nutrientes, ya que el drenaje prolongado produce desnutrición e
inmunosupresión.
Bibliografía recomendada
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