(Königsberg)Hoy Kaliningrado, actual Rusia, 1724 - id., 1804) Filósofo alemán. Hijo de un modesto guarnicionero, fue educado en el pietismo. En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg como estudiante de teología y fue alumno de Martin Knutzen, quien lo introdujo en la filosofía racionalista de Leibniz y le imbuyó así mismo el interés por la ciencia natural, en particular, por la mecánica de Newton.
Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal, de la que no llegó a alejarse más que un centenar de kilómetros cuando residió por unos meses en Arnsdorf como preceptor, actividad a la cual se dedicó para ganarse el sustento luego de la muerte de su padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad de Königsberg a los treinta y un años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después de fracasar dos veces en el intento de obtener una cátedra y de haber rechazado ofrecimientos de otras universidades, fue nombrado por último profesor ordinario de lógica y metafísica.
La vida que llevó ha pasado a la historia como paradigma de
existencia metódica y rutinaria. Es conocida su costumbre de dar un paseo
vespertino a diario, a la misma hora y con idéntico recorrido, hasta el punto
de que llegó a convertirse en una especie de señal horaria para sus
conciudadanos; se cuenta que la única excepción se produjo el día en que la
lectura de Emilio o De la educación,
de Jean-Jacques Rousseau,
lo absorbió tanto como para hacerle olvidar su paseo, hecho que suscitó la
alarma de sus conocidos.
La filosofía de Kant
En el pensamiento de Kant suele distinguirse un período inicial,
denominado precrítico, caracterizado por su apego a la metafísica racionalista
de Wolff y su interés por la física de Newton. En 1770, tras la obtención de la
cátedra, se abrió un lapso de diez años de silencio durante los que acometió la
tarea de construir su nueva filosofía crítica, después de que el contacto con
el empirismo escéptico de David
Hume le permitiera, según sus propias palabras, «despertar del
sueño dogmático».
En 1781 se abrió el segundo período en la obra kantiana, al
aparecer finalmente la Crítica de la razón pura, en la
que trata de fundamentar el conocimiento humano y fijar asimismo sus límites;
el giro copernicano que pretendía imprimir a la filosofía consistía en concebir
el conocimiento como trascendental, es decir, estructurado a partir de una
serie de principios a priori impuestos por el sujeto que permiten ordenar la
experiencia procedente de los sentidos; resultado de la intervención del
entendimiento humano son los fenómenos, mientras que la cosa en sí (el nóumeno)
es por definición incognoscible.
ze: 11.5pt;">Pregunta fundamental en su Crítica es la posibilidad de establecer juicios sintéticos (es decir, que añadan información, a diferencia de los analíticos) y a priori (con valor universal, no contingente), cuya posiblidad para las matemáticas y la física alcanzó a demostrar, pero no para la metafísica, pues ésta no aplica las estructuras trascendentales a la experiencia, de modo que sus conclusiones quedan sin fundamento; así, el filósofo puede demostrar a la vez la existencia y la no existencia de Dios, o de la libertad, con razones válidas por igual.
El
sistema fue desarrollado por Kant en su Crítica
de la razón práctica, donde establece la necesidad de un principio moral a priori,
el llamado imperativo categórico, derivado de la razón humana en su vertiente
práctica; en la moral, el hombre debe actuar como si fuese libre, aunque no sea
posible demostrar teóricamente la existencia de esa libertad. El fundamento
último de la moral procede de la tendencia humana hacia ella, y tiene su origen
en el carácter a su vez nouménico del hombre.
Kant trató de unificar ambas "Críticas" con una
tercera, la Crítica del juicio, que
estudia el llamado goce estético y la finalidad en el campo de la naturaleza.
Cuando en la posición de fin interviene el hombre, el juicio es estético;
cuando el fin está en función de la naturaleza y su orden peculiar, el juicio
es teleológico. En ambos casos cabe hablar de una desconocida raíz común,
vinculada a la idea de libertad. A pesar de su carácter oscuro y hermético, los
textos de Kant operaron una verdadera revolución en la filosofía posterior,
cuyos efectos llegan hasta la actualidad
Extraído de Biografias y Vidas