2015/08/14

DIAGNOSTICO DE OJO ROJO



INTRODUCCIÓN
El «ojo rojo» es el motivo de consulta urgente más frecuente en oftalmología. Incluye una serie de enfermedades que tienen como común denominador la hiperemia conjuntival. Ésta se clasifica en: Inyección conjuntival. Hay hiperemia de la vascularización superficial de la conjuntiva.
Es de coloración rojo ladrillo intensa, más acentuada en los fondos de saco, y suele originarse por procesos de naturaleza benigna. Inyección ciliar. Se caracteriza por hiperemia de la vascularización profunda (vasos episclerales) de la conjuntiva. Es de coloración rojo vinoso, más acentuada alrededor del limbo esclerocorneal (periquerática), y suele estar causada por enfermedades más relevantes. Inyección mixta. La hiperemia afecta tanto a la vascularización superficial como a la profunda. Hemorragia subconjuntival. No es conceptualmente una hiperemia. Representa una colección hemática bajo la membrana conjuntival. El enrojecimiento del ojo puede presentarse solo o acompañado de otros síntomas y signos oculares, como pérdida de visión, secreciones, lagrimeo, dolor o sensación de cuerpo extraño, que configuran diferentes cuadros clínicos, con los que hay que realizar el diagnóstico diferencial: conjuntivitis, queratitis, escleritis y episcleritis, glaucoma agudo, iridociclitis y hemorragia subconjuntival.
 CONJUNTIVITIS
Visión: normal, salvo borrosidades transitorias motivadas por las secreciones. Secreción: variable según la etiología, purulenta, mucosa, mucopurulenta o serosa.
 Clínica: sensación de cuerpo extraño, prurito y dolorimiento. No hay fotofobia. Exploración: inyección conjuntival. Las pupilas, la córnea y la presión ocular son normales. Las conjuntivitis agudas se estudian con más detalle en el capítulo 156. QUERATITIS Visión: suele estar disminuida, sobre todo cuando la lesión afecta al eje visual. Secreción: variable según su etiología. Si es bacteriana, puede haber lagrimeo reflejo y secreción abundante. Clínica: dolor ocular y fotofobia.
En las queratitis herpéticas puede haber hipostesia corneal. Exploración: inyección ciliar o mixta, pupila normal (a veces miótica por espasmo ciliar), presión ocular normal, lesión corneal variable según la etiología, como defectos epiteliales puntiformes (queratitis punctata), lesión dendrítica (queratitis herp
font-size: 14.5pt;">ética).
 Tratamiento:
 Si la queratitis es de origen bacteriano, se administran fluoroquinolonas tópicas, como ofloxacino (Exocin®, colirio 0,3%) o ciprofloxacino (Oftacilox®, colirio 0,3%) en dosis de una gota cada 2–4 h en ambos ojos, durante el día, y durante un tiempo máximo de 10 días. • Si se sospecha una infección por herpesvirus, se administra aciclovir tópico (Zovirax®, pomada oftálmica 3%) en dosis de una aplicación de 10 mm de pomada cada 4 h durante 5 días. • Dado el riesgo de deterioro visual permanente, es conveniente la valoración y seguimiento por parte del oftalmólogo.

ESCLERITIS Y EPISCLERITIS
Pueden estar asociadas a enfermedades sistémicas de tipo reumático o conectivopatías o deberse a una enfermedad local, como la infección por herpes zóster. Visión: normal, si bien en las escleritis necrosantes y en las posteriores puede estar disminuida. Secreción: no suele estar presente. A veces hay lagrimeo reflejo. Clínica: dolor ocular referido a veces a la zona inflamada y fotofobia de intensidad variable. Exploración: zona elevada de hiperemia mixta localizada (botón de episcleritis o de escleritis nodular). El polo anterior es normal en las escleritis posteriores. Se observan zonas de transparencia escleral en las escleritis necrosantes. Tratamiento: • Las formas benignas se tratan con antiinflamatorios tópicos como diclofenaco (Voltaren®, colirio 0,1%) o dexametasona (Maxidex®, colirio 0,1%) en dosis de una gota cada 6 h. • Las formas más graves o resistentes al tratamiento deben valorarse por el oftalmólogo y requieren tratamiento sistémico.
GLAUCOMA AGUDO
Visión: gravemente disminuida por edema corneal. Secreción: no suele haber secreciones, tan sólo lagrimeo reflejo. Clínica: se caracteriza por fotofobia y dolor ocular y periocular intenso («dolor de clavo»), que puede acompañarse de manifestaciones neurovegetativas, como náuseas y vómitos. En ocasiones, el paciente refiere crisis subagudas previas con visión borrosa y halos de colores alrededor de las luces (edema corneal). Estos síntomas hacen que a veces el paciente sea diagnosticado de migraña o de trastorno digestivo. Exploración: inyección mixta, pupila inm

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PSICOLOGIA DE LA OBESIDAD