2015/09/01

UVEÍTIS

UVEÍTIS
 Bases para el Diagnostico
 En general es inmunitaria, pero tal vez infecciosa o neoplásica. _ Uveítis anterior aguda no granulomatosa: dolor, hiperemia, fotofobia y pérdida de la agudeza visual. _ Uveítis anterior granulomatosa: visión borrosa en un ojo con inflamación leve. _ Uveítis posterior: pérdida gradual de la visión en un ojo sin alteración aparente.          
Generalidades
La inflamación intraocular (uveítis) se clasifica en aguda o crónica, granulomatosa o no granulomatosa, con base en sus manifestaciones clínicas; o por su ubicación en uveítis anterior o posterior, que afectan de manera predominante al segmento anterior o posterior del ojo, o panuveítis, en la que ambos segmentos se dañan por igual.
Los tipos más comunes son la uveítis anterior aguda no granulomatosa, la uveítis anterior granulomatosa y la uveítis posterior.
En la mayor parte de los casos, la fisiopatología de la uveítis es sobre todo de tipo inmunitario, pero su origen puede ser infeccioso, en particular en estados de inmunodeficiencia.
 Los trastornos sistémicos relacionados con uveítis anterior aguda no granulomatosa son espondilitis anquilosante vinculada con HLA-B27, artritis reactiva, soriasis, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn. El síndrome de Behçet produce uveítis anterior con hipopión recurrente pero con pocas molestias, así como uveítis posterior, que se caracteriza por oclusión de las ramas de la vena retiniana.
Las infecciones por herpes simple y herpes zóster generan uveítis anterior no granulomatosa y retinitis (necrosis retiniana aguda), cuyo pronóstico es sombrío. < o:p>
Las enfermedades que producen uveítis anterior granulomatosa también tienden a causar uveítis posterior. Incluyen sarcoidosis, toxoplasmosis, tuberculosis, sífilis, síndrome de Vogt- Koyanagi-Harada (uveítis bilateral relacionada con alopecia, poliosis [despigmentación de las pestañas, cejas o cabello], vitíligo e hipoacusia) y oftalmía simpática después de traumatismo ocular penetrante.
En la toxoplasmosis suele haber evidencia de episodios previos de retinocoroiditis. La sífilis produce de manera característica un fondo de ojo con imagen de “sal y pimienta”, pero puede presentarse con amplia variedad de manifestaciones clínicas. Los otros patógenos causantes de inflamación en casos de infección por VIH incluyen citomegalovirus (CMV), virus del herpes simple y del herpes zóster, micobacterias, Cryptococcus, Toxoplasma y Candida. La vasculitis retiniana autoinmunitaria y la inflamación de la pars plana (uveítis intermedia) son trastornos idiopáticos que producen uveítis posterior. _
 Manifestaciones clínicas
La uveítis anterior se caracteriza por presencia de células inflamatorias y destellos dentro del humor acuoso. En casos graves, puede haber hipopión (acumulación de leucocitos en capas) y fibrina dentro de la cámara anterior. También es posible observar células en el endotelio corneal en forma de precipitados queratósicos.
 En la uveítis granulomatosa estos adoptan la forma de “grasa de carnero”, y pueden observarse nódulos en el iris. En la uveítis no granulomatosa, los precipitados queratósicos son más pequeños y no se observan nódulos en el iris. La pupila es casi siempre pequeña, y con la formación de sinequias posteriores (adherencias entre el iris y la cápsula anterior del cristalino) también se torna irregular.
La uveítis anterior no granulomatosa tiende a presentarse en forma aguda, con dolor, hiperemia conjuntival, fotofobia y pérdida visual unilaterales. La uveítis anterior granulomatosa es de evolución más lenta y causa visión borrosa en un ojo ligeramente inflamado.
 En la uveítis posterior se observan células en el vítreo. Pueden presentarse lesiones inflamatorias en la retina o en la coroides. Las lesiones recientes son de color amarillo, con bordes imprecisos, en tanto que las lesiones antiguas tienen márgenes más definidos y por lo común son pigmentadas. Pueden formarse recubrimientos en los vasos de la retina adyacentes a estas lesiones o de manera más difusa.
En casos graves, la opacidad del vítreo impide observar los detalles de la retina. La uveítis posterior tiende a presentarse con pérdida visual gradual en un ojo que produce pocos síntomas. Es común la afectación bilateral. La pérdida visual puede ser consecuencia de turbidez y opacidad del vítreo, lesiones inflamatorias que incluyen mácula, edema macular, oclusión de la vena de la retina o, rara vez, neuropatía óptica concurrente. _
Diagnóstico diferencial
 El desprendimiento de la retina, los tumores intraoculares y el linfoma del sistema nervioso central pueden manifestarse en forma de uveítis. _ Tratamiento La uveítis anterior suele responder a los corticoesteroides tópicos. En ocasiones quizá se requieran inyecciones perioculares de corticoesteroides o incluso su administración por vía sistémica. Es importante dilatar la pupila para aliviar la molestia y prevenir la formación de sinequias posteriores. La uveítis posterior amerita con mayor frecuencia corticoterapia sistémica y algunas veces inmunodepresión sistémica con medicamentos como azatioprina, tacrolimús, ciclosporina o micofenolato. No suele ser necesaria la dilatación pupilar. Se encuentra en investigación el tratamiento biológico para la uveítis anterior o posterior resistente al tratamiento. Cuando se identifica una causa infecciosa, puede estar indicado el tratamiento antimicrobiano específico. En general, el pronóstico de la uveítis anterior, en particular del tipo no granulomatoso, es mejor que el de la posterior. _
Cuándo referir

 Cualquier paciente con sospecha de uveítis aguda debe referirse de inmediato con el oftalmólogo o de urgencia en caso de ceguera o dolor intenso. • Cualquier paciente con sospecha de uveítis crónica debe remitirse con el oftalmólogo inmediatamente cuando se acompaña de pérdida visual

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