2017/07/27

Neokatismo




NEOKANTISMO

 

1. Concepto

El neokantismo fue un movimiento filosófico europeo, de origen predominantemente alemán que surge en el siglo diecinueve el cual preconizó un retorno o una revalorización de los principios filosóficos de la doctrina de Immanuel Kant frente a la entonces imperante doctrina del idealismo absoluto de Georg Wilhelm Friedrich Hegel.

 

El neokantismo se mostraba escéptico frente a lo que consideraba un indebido énfasis especulativo del pensamiento hegeliano, y buscaba recuperar la doctrina kantiana de la crítica del conocimiento frente al predominio de la metafísica.

 

Los matices o características comunes a todas las escuelas del neokantismo son las que a continuación se enumeran:

 

1.1. La aceptación del método trascendental de Kant.

1.2. La creencia en la imposibilidad de la metafísica.

1.3. La negación de la intuición trascendental.

1.4. La distinción entre el proceso psicológico del conocimiento y su valor  

      lógico-objetivo.

1.5. La identificación entre filosofía y teoría del conocimiento.

1.6. La adopción del fenomenismo.

1.7. La negación de que la sensación sea una fuente de conocimiento.

 

2. Historia

 

El neokantismo es un movimiento que se inicia dentro la filosofía alemana, pero que llega a ser dominante en toda Centroeuropa. El neokantismo pretende recuperar el pensamiento del Kant de la Crítica de la Razón pura: es decir, sobre todo la teoría del conocimiento kantiana, en especial la epistemología o teoría del conocimiento científico. 

En última instancia, el neokantismo se propone servir de fundamento teórico a las ciencias particulares (física, química, biología, etc.) que estaban teniendo un impresionante desarrollo en la Alemania de finales del siglo XIX. Se trata, por tanto, de una interpretación psicofisiológica del pensamiento kantiano, según la cual la epistemología es una fisiología de los sentidos.

En torno a 1860 se empieza a desarrollar con fuerza en la Universidad de Heidelberg lo que se conoce como “primera escuela neokantiana alemana” o “Escuela de Heidelberg”, en la que destacan filósofos como Hermann von Helmholtz (1821-1894), Otto Liebmann (1840-1912), Friedrich Albert Lange (1828-1875) y Kuno Fischer (1824-1907). No hay que confundir este primer neokantismo alemán con el de la llamada “segunda escuela neokantiana alemana” o “Escuelas de Marburgo y Baden”. Ambas realizan una interpretación menos psicologicista y fisiologicista de la filosofía kantiana: la Escuela de Marburgo también tiene en cuenta al Kant de la Crítica de la Razón práctica, que intenta fundamentar filosóficamente la ética; la Escuela de Baden tiene más bien una orientación historicista.

 

3. Principales Escuelas

 

​El neokantismo se dividió en dos tendencias que constituyeron en primer lugar la Escuela de Marburgo y en segundo la Escuela de Baden o del neokantismo alemán sudoccidental.

 

3.1. Escuela de Marburgo. La llamada escuela de Marburgo se organizó sobre las inquisiciones epistemológicas de Friedrich Albert Lange y Otto Liebmann, cuya obra Kant y los Epígonos de 1865 había proporcionado el impulso estructurador para el movimiento neokantiano.

 

Los principales representantes de la escuela de Marburgo (en un primer momento Cohen y Natorp, a los que sumaron luego Karl Vorländer y sobre todo Ernst Cassirer) tenían intereses principalmente epistemológicos. Contra toda forma de realismo epistemológico, desarrollaron teorías del conocimiento fundamentadas de manera estrictamente conceptual sobre la deducción trascendental de las categorías genéricas a partir de la propia estructura del intelecto. El ser en sí de las cosas quedaba completamente fuera de la cognición; los objetos del conocimiento eran puestos por la actividad de conocer, cuya actividad fundamental era el "poner bajo categorías". La existencia de categorías a priori estaba demostrado, para los marburguenses, por la existencia de ciencias. La crítica de los hallazgos científicos resultaba por lo tanto imposible.

 

En el campo de las ciencias penales y criminológicas la Escuela de Marburgo tuvo una destacada influencia gracias a las obras del penalista Franz von Liszt Tratado de derecho penal alemán (1881) y La idea de fin en el derecho penal (1882) en las que este autor se pronunció a favor de la investigación criminológica y la utilización de conocimientos criminológicos, colocándose con ello en encontrada oposición con las concepciones dominantes en su tiempo. En su lección inaugural de Marburgo, denominado más tarde "programa de Marburgo", desarrolló sus ideas fundamentales y postuló una ciencia total del Derecho Penal en la que debían ser incluidas la antropología criminal, la psicología criminal y la estadística criminal, una idea revolucionaria para aquella época, pero a la vez un desafío para los penalistas de entonces.  

 

Otro autor destacado en el campo jurídico fue el filósofo Rudolf Stammler quien publicó en 1911 su obra Teoría de la ciencia del derecho con la finalidad por él mismo enunciada de hacer concebible la jurisprudencia como ciencia y alejar totalmente de ella el reproche de carecer de valor científico. Para lograr este objetivo partió del concepto de ciencia como la unión de contenidos particulares de conciencia entre sí en un modo de pensar de validez general y estableció la distinción entre forma de la conciencia pensante y la materia por la conciencia ordenada, entendiendo ésta como el momento del contenido de conciencia procedente de la sensación. La relación entre forma y materia de una idea es la que media entre lo lógicamente condicionante y lo condicionado y la forma puede separarse mentalmente de la materia condicionada y contemplarse también aisladamente distinguiendo así entre formas puras (principios a priori en sentido neokantiano) y condicionadas del pensar (contenedoras de algo de la materia condicionada. Las formas puras constituirían <<las líneas directrices del pensar jurídico>>.

 

Para lograr llevar el Derecho al nivel científico dentro de la lógica del discurso filosófico kantiano y neokantiano Stammler luego partió de distinguir dos modos de pensar fundamentalmente diferentes: el primero, según la forma de pensar causa-efecto (lo posterior temporalmente, es decir, el efecto, aparece condicionado por lo anterior que es la causa); y el segundo, conforme la forma de pensar fin-medios (lo posterior temporalmente que es el fin o la meta aparece determinante de lo anterior temporalmente que viene a ser el medio). Esto determina la diversidad de los respectivos métodos, que corresponden unos a las ciencias de la naturaleza o ciencias causales o ciencias del ser aplicable a las ciencias naturales y los otros a las ciencias de los fines entre las que se encuentra la del Derecho como modo del querer diferenciándose así su método de las reglas del conocimiento científico natural.

 

De esta forma, la ciencia del Derecho se concreta por ser una doctrina acerca de las formas, igual que la lógica y la matemática, pero con la diferencia de que no enlaza o relaciona causas y efectos formales como éstas sino que vincula medios y fines y así junto a la lógica formal y la que requiere conocer el científico natural se requiere una lógica de la ciencia de los fines. En este sentido, Stammler se preocupó de la peculiaridad lógica de las consideraciones jurídicas como tales, consistiendo esto en una relación de fines y medios como modo de pensar de un querer enlazante distinguiendo entre conceptos jurídicos puros, <<irradiaciones invariables del concepto absolutamente firme del derecho>> como principios a priori del conocimiento jurídico y conceptos jurídicos condicionados que se obtendrán por abstracción del contenido de un determinado ordenamiento jurídico históricamente dado, es decir, <<reducciones>> entendidas como abstracciones de lo común a varios fenómenos prescindiendo de lo diferente, <<de un especial contenido de voluntad, tal como lo hacen posibles los conceptos fundamentales del derecho>>.

 

Para lograr esta construcción desde el punto de vista lógico Stammler entendió que la deducción a partir del concepto superior del Derecho termina necesariamente en los conceptos fundamentales puros, en tanto que los conceptos condicionados presuponen una determinada materia que tiene que estar dada por el derecho positivo aun antes de que la ciencia del derecho pueda formar el concepto por la vía de abstracción y que esa materia no es subsumible en los conceptos fundamentales. De este modo el Derecho, al ser un modo de pensar en cuanto querer enlazante como se explicó anteriormente, se somete a la exigencia de la rectitud que viene a ser un criterio de enjuiciamiento o valoración de todo orden jurídico que aspire a llenar esa característica quedando el Derecho Natural así reducido a una idea formalmente determinada del Derecho que puede llenar de contenidos históricamente variables con tal que, en una situación dada, satisfagan esos criterios formales.  

 

3.2. Escuela de Baden o neokantismo alemán sudoccidental. Frente a los intereses radicalmente epistemológicos de los marburguenses, la escuela de Baden, encabezada por Windelband y Heinrich Rickert, centró sus investigaciones en la doctrina de la Crítica de la Razón Práctica kantiana, buscando fundamentar el problema de los valores.

 

​La virtud del neokantismo alemán sudoccidental tuvo la virtud de ensanchar el concepto positivista de ciencia que solamente admitía la lógica y la matemática como únicas excepciones de las ciencias admitidas como tales por emplear el método de las ciencias naturales, planteando la importante cuestión de que los métodos de la ciencia natural exacta no podían aplicarse para que abarcaran la totalidad de la realidad experimentable que no se limitaba al mundo físico-natural.

 

​Como señala un autor durante mucho tiempo, por lo menos hasta la aparición de Kant y de las escuelas del neokantismo que estamos comentando en este momento, se creía (o era el paradigma existente) con fundamento en los principios y planteamientos filosóficos de Platón y Aristóteles, que la misión de la ciencia era formar categorías, grupos y subgrupos debiendo estudiar lo individual dentro de estas sistematizaciones. Surge entonces la necesidad de distinguir el estudio de lo general de lo particular, distinción que emerge de los fines distintos que las ciencias persiguen.

 

​Sigue explicando el autor citado anteriormente que el mérito de esta distinción corresponde a Windelband, quien en su momento advirtió que mientras las ciencias que estudian la naturaleza tienen como objetivo primario la formulación de categorías de leyes que expresen los rasgos generales a los grupos o especies, las ciencias del espíritu buscan destacar lo individual, lo característico y lo concreto siguiendo cierta valoración. De esta forma se llega a la primera clasificación general basada en la estructura interna de la ciencia de la siguiente forma: ciencias nomotéticas y ciencias ideográficas.

 

​Windelband llama nomotéticas a las ciencias naturales que persiguen la investigación de las leyes, en oposición a las ciencias ideográficas o culturales que investigan la forma. A las ciencias nomotéticas pertenecen todas las ciencias de la naturaleza con inclusión de la psicología. En cambio, a las ciencias ideográficas pertenecen, las culturales y las históricas como la historia propiamente dicha, el Derecho, el Arte y otras análogas.

 

Los neokantianos de Baden como lo acabamos de explicitar distinguieron radicalmente la naturaleza de la cultura, y definieron métodos de investigación distintos para ambas; si bien las ciencias naturales deben operar con métodos generalizadores (nomotéticos), inductivos, las ciencias humanísticas o culturales deberían por el contrario atenerse a la individualidad de cada cultura o formación social (idiofenómenos). Esta división estaba fundada en la intención de mantener a raya el materialismo histórico y toda forma de crítica científica de la cultura. Sin embargo, la asunción del punto de vista individualizador forzaba a mantener las cuestiones relativas a la selección de una cultura —una Weltanschauung o "visión del mundo", con el término que estableció Rickert— fuera del ámbito de la filosofía. El irracionalismo que se introducía así dio pie, ya en el siglo XX, a las teorías de la raza y de la nacionalidad del fascismo.

 

​Los miembros de esta escuela descubren, al decir de un autor, el mundo de los valores que, por relación al mundo de la cultura, desempeña el papel de las “ideas regulativas”, que, según Kant, hacen posible el conocimiento de la realidad en general. El descubrimiento del reino de los valores tiene para Windelband el sentimiento de una superación de todo relativismo; el valor es lo que hace de la ciencia y de cada una de las grandes esferas de la cultura algo absoluto e intemporalmente válido; en el valor se resuelve todo juicio con la inclusión del juicio de verdad; por lo tanto, la misma ciencia natural está sometida en una u otra forma a la supremacía del valor. En consecuencia, el reino de los valores como reino del deber se constituye al mismo tiempo el objeto de la Filosofía y la base de la concepción del mundo. Los problemas metafísicos aquí reciben de esta forma una solución indirecta ya que este reino de validez universal coincide con el reino de lo Absoluto.

 

​La obra de Heinrich Rickert Los límites de la formación científico-natural de los conceptos examina las bases teórico-cognoscitivas y metodológicas de las ciencias históricas y de las culturales demostrando que los métodos de las ciencia natural exacta, al no estar adaptados a la realidad de la formación de la cultura y de la historia, abren la puerta a la necesidad de otros procedimientos científicos aplicables a las llamadas por él ciencias del espíritu. Y el procedimiento que puede ser útil para el trabajo fructífero de estas ciencias distintas a las físico-naturales es lo que él denomina la <<formación teleológica del concepto>> que significa que el historiador necesita valorar los acontecimientos acaecidos en referencia a valores y esto significa reconocer que existen hecho que pueden ser objeto de una estimación como concepto individual histórico. De esta forma Rickert introduce el concepto de valor en la metodología de las ciencias del espíritu del único modo admisible para el neokantismo, <<presentando este concepto como a priori técnico cognoscitivo de estas ciencias. Sin dar, sin embargo, una respuesta a la cuestión de lo que es un valor>>.

 

​La reflexión sobre los valores de Rickert constituye al mismo tiempo una crítica al pragmatismo y a la Filosofía de la vida. Según este autor el pragmatismo se niega a reconocer el carácter absoluto de los valores y la Filosofía de la vida solamente llega a conceder a la vida el valor supremo. Contra estos planteamientos Rickert propone la superioridad de la cultura objetiva, esto es, la necesaria sumisión de los valores vitales inferiores a lo que él denomina valores espirituales superiores .

 

 

 

4. Síntesis crítica

 

​Una de las principales críticas que se le formulan a las dos direcciones del neokantismo es que actualmente está superada la realización de la llamada interpretación grandiosamente unilateral de la filosofía de Kant al haberse dividido en dos versiones o vertientes distintas y esencialmente contradictorias.

 

El carácter radicalmente inestable de la escuela neokantiana se había ya manifestado en la adopción por parte de los distintos representantes del neokantismo de elementos de otros sistemas filosóficos, más o menos afines al idealismo objetivo. Bajo la influencia de las ciencias sociales y de las corrientes hegelianas, las escuelas de Marburgo y Baden se disolvieron en el plazo de una generación, dejando paso al positivismo, la fenomenología y el neohegelianismo, además del marxismo, como las principales orientaciones filosóficas.  

 

Sin embargo, puede decirse que el neokantismo es una herramienta crítica del positivismo que a finales del siglo diecinueve se había deslizado entre los escombros del gran edificio del hegelianismo para adueñarse poco a poco de toda la reflexión europea y esto lo hace cuestionando la dirección empírica del positivismo que ve en las sensaciones el dato primario de nuestra conciencia y en su asociación bajo la forma de conceptos el objeto último de toda ciencia. El neokantismo entonces no trata de refutar esta dirección o de mostrar la falsedad de sus resultados, sino más bien poner de manifiesto de que el método usado por los positivistas a través del cual llegan a sus resultados no puede nunca fundamentar de modo absoluto la verdad de éstos reflexionando sobre aquello que el positivismo tiene como algo dado sin más, es decir, el proceso mismo del conocimiento (<<conocer el conocimiento>>) planteando una restauración filosófica en una época que había perdido el hábito de filosofar: este hecho demuestra una importante analogía entre la filosofía de Kant y el neokantismo.  

 

​El punto de enlace o encuentro entre el kantismo y el neokantismo entones es esa búsqueda de certeza epistemológica y por eso el problema principal del neokantismo es el de la <<validez>> o, como se dirá más tarde hablando en sentido histórico, el de la fundamentación de las proposiciones de las ciencias; en otras palabras, el de la objetividad absoluta de los juicios contenidos en las ciencias.

 

​En este sentido, se puede decir que el neokantismo no es simplemente una vuelta a Kant, es decir, al Kant histórico con toda la complejidad de su doctrina, sino más bien la construcción de una nueva filosofía partiendo fundamentalmente de la teoría del conocimiento kantiana bajo los axiomas de la fundamentación válida de las proposiciones científicas y la creación de una filosofía pura o abstracta estructurada, manifestada o propuesta a través de un sistema lógico-formal.

 

En el siglo XX la influencia del neokantismo fue fundamentalmente negativa; sin embargo, los planteamientos de filósofos como Edmund Husserl, Martin Heidegger o Nicolai Hartmann obtuvieron del rechazo del neokantismo buena parte de su fuerza original. A través de Weber y de juristas como Hans Kelsen ha mantenido una duradera influencia en otras disciplinas.

 

En conclusión, la escuela del neokantismo que tuvo influencia en el pensamiento de Hans Kelsen fue la Escuela de Marburgo siendo su antecedente previo la obra de Rudolf Stammler Teoría de la ciencia del derecho citada anteriormente y es por ello que su principal objetivo en el desarrollo de sus planteamientos es la de darle una base epistemológica o científica sólida al Derecho desde el punto de vista de la teoría del conocimiento científico aplicada a la ciencia jurídica que según él nunca había existido hasta la exposición del kelsenianismo en la Teoría Pura del Derecho y sus otras obras.

 

Tener presente que la obra de Kelsen tiene elementos originales que permiten afirmar que no es una copia al carbón de la de Stammler aunque la estructura del planteamiento sea similar ello responde a la tendencia neokantiana de ambos autores.

 

Las palabras claves en este tema serían pureza, concepto formal del Derecho, construcción de un sistema lógico, abstracción.

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