CONCEPTO
L a miocarditis se define como la inflamación del miocardio. El diagnóstico
de certeza es
anatomopatológico,
mediante la demostración de un infiltrado inflamatorio, con focos de necrosis o
degeneración miocítica, no
asociados a isquemia coronaria.
Puede aparecer a cualquier
edad, y se desconoce su incidencia exacta. Generalmente cursa sin
síntomas, aunque en
ocasiones puede presentarse de forma fulminante.
ETIOLOGÍA
La miocarditis suele ser
de etiología desconocida, aunque se ha relacionado con una gran variedad de
infecciones, enfermedades
sistémicas, drogas y sustancias tóxicas (tabla 28.1). En los países
desarrollados, la infección
viral es la causa más frecuente, y los agentes implicados son,
generalmente, los
adenovirus y enterovirus, aunque está aumentando la incidencia de parvovirus B19
y herpesvirus 6.
Tabla 28.1 Causas de miocarditis
INFECCIOSAS
Bacterias: Brucella spp., Corynebacterium
diphtheríae, gonococo,
Haemophilus influenzae,
meningococo, Mycobacterium, Mycoplasma
pneumoniae, Salmonella,
Streptococcus pneumoniae, Treponema pallidum,
borrelia, leptospira, etc.
Hongos: Actynomices, Aspergillus, Candida,
Blastomices, Cryptococcus,
Hystoplasma, mucormicosis
Virus: Adenovirus, Coxsackie*,
citomegalovirus, echovirus, virus de
Epstein-
Barr, herpesvirus 6,
parvovirus B19, virus de la
inmunodeficiencia humana*,
virus de las hepatitis A y
C, rubéola, etc.
Parásitos y protozoos: Echinococcus granulosus, esquistosoma, Taenia
solium, Trichinella
spiralis, Toxoplasma gondii, Trypanosoma cruzi, etc.
Rickettsia: Coxiella
burnetti, R. rickettsii y R. Tsutsugamushi
INMUNOLÓGICAS
Alérgenos: acetazolamida,
amitriptilina, colchicina, isoniazida, lidocaína,
metildopa, penicilina,
tiazidas, etc.
Aloantígenos: rechazo del
trasplante cardíaco
Autoanticuerpos:
enfermedad de Chagas, miocarditis de células gigantes,
miastenia grave,
sarcoidosis*, esclerodermia*,
lupus eritematoso sistémico*,
etc.
TÓXICAS
Drogas: anfetaminas,
antraciclinas*, catecolaminas, cocaína*,
ciclofosfamida,
etanol*,
litio, etc.
Metales pesados: hierro,
cobre y plomo
Agentes físicos: shock eléctrico,
hiperpirexia y radiaciones
Miscelánea: arsénico, monóxido
de carbono, mordeduras de escorpión, araña
y serpientes, etc.
* Causas más prevalentes.
CLASIFICACIÓN
Según su evolución clínica
(tabla 28.2), la miocarditis se clasifica en: fulminante, aguda,
crónica
activa y persistente.
Tabla 28.2 Clasificación clinicopatológica de las miocarditis
(Lieberman)
La miocarditis aguda y fulminante se sospecha en pacientes menores de 40 años que, después
de
un síndrome gripal,
presentan una o más de las siguientes alteraciones de reciente aparición (<
6
meses): insuficiencia cardíaca
aguda, dilatación ventricular, shock inexplicable, arritmias o dolor
torácico.
La forma crónica activa es una miocardiopatía dilatada progresiva
(probablemente secundaria a
infección viral previa), a
veces subclínica, con inflamación crónica mantenida por mecanismos
inmunitarios.
HISTORIA CLÍNICA
Las manifestaciones clínicas
son variables según la localización y extensión de la enfermedad
miocárdica y de la
enfermedad sistémica acompañante. Oscilan desde formas asintomáticas a
presentaciones
fulminantes, rápidamente progresivas y de curso fatal. Éstas son más frecuentes
en
niños pequeños.
Antecedentes personales
Deben registrarse los
siguientes datos: edad del paciente, alergias medicamentosas, hábitos
tóxicos, factores de
riesgo de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH),
existencia
de enfermedades sistémicas,
historia de viajes recientes e ingesta de productos cárnicos poco
elaborados y fármacos.
Manifestaciones clínicas
Los primeros síntomas
suelen ser fiebre, fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, mialgias, disnea,
palpitaciones y dolor torácico
de características pleuropericárdicas. Las mialgias aumentan la
probabilidad de deterioro
cardíaco. Puede aparecer síncope, e incluso parada cardíaca, por arritmias.
Frecuentemente el pródromo
es remoto o inexistente, y puede producirse afección cardíaca sin ningún
signo sistémico aparente
de enfermedad viral. En otras ocasiones, las manifestaciones extracardíacas
(náuseas, vómitos,
diarrea, malestar general, artralgias, exantema cutáneo, síntomas de vías
respiratorias altas, etc.)
enmascaran a las cardíacas.
Exploración física
Entre los signos físicos,
destaca una taquicardia excesiva para el grado de hiperpirexia, que debe
alertar al clínico sobre
la posibilidad de miocarditis. En raras ocasiones puede haber bradicardia
grave. Otros signos
incluyen: taquipnea, hipotensión (rara), distensión de las venas cervicales,
pulso
alternante, soplos de
insuficiencia mitral y tricuspídea, roce pericárdico (que relacionado con
insuficiencia cardíaca
deben hacer sospechar miopericarditis), hepatomegalia y edemas periféricos.
Puede haber oliguria por
bajo gasto cardíaco.
EXPLORACIONES
COMPLEMENTARIAS
Deben solicitarse con carácter
urgente las siguientes exploraciones:
Hematimetría con fórmula y
recuento leucocitarios. Puede
encontrarse leucocitosis leve o
moderada con predominio
variable de polimorfonucleares y linfocitos, y aumento de eosinófilos en la
fase de recuperación. La
eosinofilia suele indicar parasitosis.
Bioquímica sanguínea, que incluya la determinación de glucosa, urea,
creatinina, iones, aspartato
aminotransferasa (AST),
alanina aminotransferasa (ALT), lactato deshidrogenasa (LDH),
creatincinasa (CK), CK-MB
y troponina. A menudo, están aumentadas las concentraciones séricas de
CK, CK-MB y troponina, en
cuantía variable según el grado de afección miocárdica.
Estudio de coagulación.
Gasometría arterial, si hay signos de insuficiencia respiratoria.
Electrocardiograma (ECG). Son frecuentes las alteraciones inespecíficas y
transitorias, como
taquicardia sinusal, bajo
voltaje del QRS, prolongación del intervalo QT, arritmias auriculares (la
fibrilación auricular no
es frecuente) y ventriculares, trastornos de la conducción auriculoventricular
y
ventricular (se ha
asociado la evolución a bloqueo completo de rama izquierda con un aumento del
riesgo de muerte súbita) y
descenso del segmento ST e inversión de la onda T. Estas alteraciones del
segmento ST y la onda T
están siempre presentes, si la miocarditis es lo suficientemente grave para
originar una miocardiopatía
dilatada aguda. En ocasiones, pueden aparecer ondas Q que, junto a las
alteraciones del segmento
ST, simulan un infarto agudo de miocardio.
Radiografía de tórax. Con frecuencia, la silueta cardíaca está aumentada de tamaño
por
dilatación ventricular,
derrame pericárdico o ambos. Puede haber edema pulmonar intersticial,
exponente de la
insuficiencia cardíaca.
Ecocardiograma. Los hallazgos ecocardiográficos son heterogéneos e
inespecíficos. Se evalúa el
tamaño de las cavidades y
la función ventricular, tanto en la fase inicial como en el seguimiento, que
puede revelar un aumento
de las cavidades (incluso con radiografía normal) y derrame pericárdico.
Asimismo, puede evidenciar
una disfunción univentricular o biventricular (más frecuente),
hipocinesia global o
trastornos segmentarios. Si la dilatación ventricular es considerable, puede
detectarse insuficiencia
mitral o tricuspídea funcional.
Otras exploraciones, que se realizan, si fuese necesario, después de
ingresar al paciente,
incluyen: hemocultivos,
serología específica, ventriculografía isotópica, cateterismo cardíaco,
anticuerpos antimiosina
marcados con 111I y biopsia endomiocárdica.
FORMAS ESPECÍFICAS DE
MIOCARDITIS
Triquinosis
La miocarditis es su
complicación más grave y la causa de la mayoría de las muertes por triquinosis.
Debe considerarse esta
etiología en caso de mialgias intensas y edema periorbitario. Las
manifestaciones cardíacas
aparecen en la segunda o tercera semanas de evolución, cuando ceden los
síntomas de la infección
diseminada, y alcanzan su acmé de la cuarta a la octava semanas.
La eosinofilia es característica.
Un tercio de los pacientes presentan anomalías transitorias del
ECG, incluso sin síntomas
cardíacos. La biopsia del músculo esquelético es generalmente diagnóstica.
Equinococosis
Tiene lugar en zonas de
crianza de borregos, como los países mediterráneos. Los primeros síntomas
pueden deberse a la rotura
de los quistes, que originan embolias pulmonares y cerebrales, pericarditis
aguda con taponamiento
cardíaco y muerte súbita.
Aparece eosinofilia,
reacción intradérmica de Casoni positiva y valores elevados de fijación del
complemento. El ECG puede
revelar alteraciones isquémicas por compresión del miocardio
adyacente, sobre todo en
las derivaciones precordiales. Estos hallazgos son útiles para localizar el
quiste antes de la cirugía
y son reversibles después de resecarlo. En la radiografía de tórax puede
detectarse una sombra cardíaca
extraña, a veces calcificada.
CRITERIOS DE INGRESO
Todos los pacientes con
sospecha de miocarditis aguda requieren ingreso hospitalario. Su ubicación
depende de su situación clínica:
Inestabilidad hemodinámica:
unidad de cuidados intensivos.
Estabilidad hemodinámica:
servicio de cardiología.
TRATAMIENTO
Medidas generales
Reposo absoluto en cama.
La restricción de la actividad física disminuye el trabajo cardíaco,
mejora la lesión miocárdica
y facilita la cicatrización.
Canalización de una vía
venosa periférica, preferiblemente con Drum, y perfusión de suero
glucosado al 5% a un ritmo
inicial de 7 gotas/min.
Antiinflamatorios no
esteroideos, excepto salicilatos por el peligro de pericarditis hemorrágica. Se
utiliza una de las
siguientes pautas:
• Indometacina (Inacid®, cápsulas de 25 mg), en dosis de 50 mg (dos cápsulas)
cada 8 h, por
vía oral.
• Naproxeno (Naprosyn®, comprimidos y sobres de 500 mg), en dosis de 500
mg/12 h por vía
oral.
Antipiréticos, como
paracetamol (Perfalgan®, viales de 100 ml con 1 g) por vía intravenosa, en
dosis de 1 g/6 h,
perfundido en 15 min; o metamizol magnésico (Nolotil®, ampollas con 2 g), en dosis
de 2 g/6 h, por vía
intravenosa, para lo cual se diluye una ampolla del preparado comercial en 100
ml
de suero fisiológico o
glucosado al 5%, y se perfunde en 20 min.
Si el paciente presenta inestabilidad
hemodinámica, se procede a la monitorización continua del
ritmo y las frecuencias
cardíaca y respiratoria, presión arterial, presión venosa central y saturación
arterial de oxígeno (SaO2).
Si existe hipoxemia o bajo
gasto cardíaco, se administra oxígeno mediante mascarilla tipo Venturi
(Ventimask®), en concentración que mantenga una SaO2 superior al
90%.
Para evitar fenómenos
tromboembólicos, se administra heparina de bajo peso molecular, como
bemiparina (Hibor®, jeringas precargadas de 0,2, 0,2, 0,2, 0,3 y 0,4 ml
con 2.500, 3.500, 5.000, 7.500
y 10.000 UI,
respectivamente), en dosis de 3.500 UI/24 h por vía subcutánea; o enoxaparina
(Clexane®, jeringas precargadas de 0,2, 0,4, 0,6, 0,8 y 1 ml
con 20, 40, 60, 80 y 100 mg,
respectivamente; Clexane Forte®, jeringas precargadas con 90, 120 y 150 mg) en dosis
de 1 mg (100
UI)/kg/24 h por vía subcutánea.
Control de las
complicaciones
Tratamiento de la
insuficiencia cardíaca (v. caps.
17 y 18).
Tratamiento de las
arritmias (v. caps. 19 cap 20 cap 21
cap 22).
Tratamiento de las
complicaciones tromboembólicas (v. caps.
33 y 36).
Tratamiento específico
de la infección
Si la miocarditis es
secundaria a un proceso infeccioso conocido (toxoplasma, micoplasma, difteria,
triquinosis,
equinococosis, etc.), se instaura el tratamiento antimicrobiano específico.
Tratamiento
inmunosupresor
La administración de
corticoides, ciclosporina o azatioprina está controvertida. Su uso sistemático
no
está indicado, pese a la
existencia de casos aislados con resultados espectaculares. Su empleo está
justificado (clase IIb) en
pacientes muy específicos, con insuficiencia cardíaca intratable, arritmias
que cursen con
inestabilidad hemodinámica o con diseminación grave de la enfermedad. Deben
administrarse en la dosis
más baja y durante el período más corto que sea posible.
Bibliografía recomendada
Dennert R, Crijns HJ, Heymans S. Acute viral
myocarditis. Eur Heart J. 2008;29:2073-2082.
Ellis CR, Di Salvo T. Myocarditis: Basic and Clinical
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Jouriles NJ. Pericardial and myocardial disease. In:
Marx JA, Hockberger RS, Wall RM, editors. Rosen’s
Emergency Medicine.
Concepts and clinical practice.
6.ª ed. Filadelfia: Mosby Elsevier; 2006:1280-1300.
Magnani JW, Dec GW. Myocarditis: current trends in
diagnosis and treatment. Circulation.
2006;113:876-890.
Mahrholdt H, Wagner A, Deluigi CC. Presentation,
Patterns of Myocardial Damage, and Clinical Course of Viral Myocarditis.
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