FOTODERMATITIS
BASES PARA EL DIAGNOSTICO
Eritema doloroso o pruriginoso, edema o vesiculación en superficies
expuestas al sol; cara, cuello, manos y “V” del escote. _ No afecta los párpados superiores internos ni el área debajo
del mentón.
Manifestaciones clínicas A. Signos y síntomas
Cuando la reacción inflamatoria aguda de la piel es muy intensa,
se acompaña de dolor, fiebre, síntomas digestivos, malestar e incluso postración,
aunque ésta es muy poco frecuente. Los signos incluyen eritema, edema y tal vez
vesiculación y sudoración en superficies expuestas. A menudo da por resultado
exfoliación de la epidermis y alteraciones pigmentarias. La clave para el
diagnóstico es la localización del exantema en áreas expuestas a la luz, aunque
estos exantemas pueden generalizarse con el tiempo y abarcar inclusive áreas
protegidas de la luz. Quizá se vea afectado el labio inferior.
B.
Datos de laboratorio
Las pruebas sanguíneas y urinarias son inútiles, a menos que se sospeche
porfiria cutánea tardía por presencia de vesículas, cicatrices o miliaria
(quistes blancos de 1 a 2 mm de diámetro) y fragilidad de la piel del dorso de
las manos e hipertricosis facial. Tal vez se detecte eosinofilia en las
reacciones fotoalérgicas crónicas.
_ Diagnóstico
diferencial
Éste es extenso. Si no se dispone de un antecedente claro del uso de
un fotosensibilizador tópico sistémico y el exantema es persistente, entonces
tal vez sea necesario un estudio que incluya biopsia y pruebas con luz. La
fotodermatitis debe diferenciarse de la dermatitis por contacto que puede
derivarse de cualquiera de las múltiples sustancias en lociones y aceites para
bronceado, ya que con frecuencia tienen una distribución similar. La
sensibilidad a los rayos actínicos también puede formar parte de un
padecimiento más grave, como porfiria cutánea tardía o lupus eritematoso. Estos
trastornos se diagnostican mediante las pruebas sanguíneas o de orina
correspondientes. Las fenotiazinas, la quinina o la quinidina, la
griseofulvina, las sulfonilureas, los antiinflamatorios no esteroideos y los
antibióticos (p. ej., algunas tetraciclinas, quinolona,
trimetoprim-sulfametoxazol) pueden sensibilizar la piel. La erupción lumínica
polimorfa hereditaria (PMLE) es una fotodermatitis idiopática muy común y con
frecuencia se inicia en el tercer o cuarto decenio de vida, excepto en
estadounidenses nativos y latinoamericanos, en quienes puede manifestarse en la
infancia. La PMLE es de naturaleza crónica y puede haber periodos transitorios
de remisión espontánea. El espectro de acción de este padecimiento abarca las
longitudes de onda ultravioleta largas (luz ultravioleta A; 320 a 400 nm). Esta
luz desencadena fotosensibilidad medicamentosa. _
Complicaciones Algunas personas continúan
presentando reacción crónica a la luz, incluso cuando al parecer ya no se
exponen más a fármacos fotosensibilizadores.
_ Prevención
Si bien los filtros solares en general son recursos útiles y deben
utilizarlos personas con fotosensibilidad, algunos pacientes reaccionan a
cantidades tan bajas de energía que quizá no sean suficientes sólo estos
filtros. Los filtros solares con un factor de protección solar (SPF) de 30 a 60
y protección amplia contra la luz ultravioleta A, que contienen ácido sulfónico
dialcanforado, avobenzona, dióxido de titanio y óxido de cinc micronizado, son
muy útiles en los casos de dermatitis fotoalérgica. Las pantallas solares no
previenen la fotosensibilidad generada por porfiria y para prevenir los brotes
se necesita una protección tipo barrera (ropa). _
Tratamiento A. Medidas específicas
En los casos de fotoalergia, debe sospecharse de medicamentos
incluso si se han utilizado durante meses (como hidroclorotiazida).
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