La educación ha sido un factor de gran importancia, para el desarrollo
constante del hombre como integrante de una sociedad. Una educación bien
concebida no sólo afectará lo que aprendemos, sino también las estructuras y funciones
que hacen posible el aprendizaje. Ante esta situación, consideramos necesario
hacer un análisis del siguiente artículo para responder al final a la interrogante
¿Para qué sirve la educación?
Los habitantes de las grandes ciudades contemporáneas se consideran el
producto más refinado de la evaluación, por conocer, predecir o controlar
algunos secretos de la naturaleza, que le hacen la vida más cómoda y segura. Sin
embargo, la única certeza del hombre es su finitud, la muerte.
Cuando reflexiona sobre ella, vive
en el temor, un temor tan intenso que lo obliga a luchar todos los días contra
sus pasiones, deseos y sueños para perfeccionarse. Busca hacerse inmortal en la
memoria de sus semejantes. Desde el punto de vista de la antropología
filosófica, el hombre es un animal inacabado, en vías de realización. Nace, crece,
se reproduce, muere, pero sobre todo razona. Razona y actúa conforme a las
necesidades de su cuerpo y de su espíritu.
En opinión de los biólogos, todos los hombres poseen: una gran capacidad
craneal, andan erectos, viven en grupos, son capaces de fabricar herramientas y
usan códigos para comunicar se. Todas estas características, han recorrido un
largo camino evolutivo de 14 millones de años.
Pero llega un momento en que este hombre biológico se desvanece para convertirse en persona. Cada persona es un ser único en el universo y en el tiempo.
y lo quiere manifestar para si y para los demás.
Hacia adentro, interpreta el mundo y lo recrea con su imaginación. Hacía
afuera, actúa sobre ese mundo conocido para modificarlo.
En la persona, pensamiento y acto son
inseparables, conforman su esencia. El
hombre convertido en persona, es un infinito de posibi lidades a cada
instante. Busca, hasta donde sus límites se lo permiten,
a los trascendentales: verdad, bondad y belleza.
Para legitimar su conocimiento: hacerse virtuoso y complacerse con su sensibilidad.
En una palabra, desea existir de tal manera que su pensar y su acción se
lleguen a convertir en principios universales y para ayudar a la persona a ser excelente, está la
educación.
Existen mil y un intentos para definir educación, entre ellos encontramos que: • Es la adquisición de conocimientos que
posibilitan vivir plenamente cada etapa de la
vida.
• Es un medio para la realización de un ser, que ofrece a cada individuo las armas necesarias para educarse a sí mismo
con base en la realidad . • Consiste en
ofrecer al hombre la posibilidad y los instru mentos que le permitan
satisfacer sus necesidades reales.
• Consiste en facultar al hombre para superar sus propias contradicciones,
actuando por sí mismo, enfrentando y resolviendo sus problemas. • Debe satisfacer la necesidad de capacitarse ante el avance
de la tecnificación provocada por la revolución industrial, etcétera.
En lo particular, nos satisface la definición empleada por el Doctor Basave Fernández (citado por Bastarrechea, 1994) en
su libro Ser
y quehacer de la universidad, donde considera que la educación es la
actualización de las potencias accidentales perfectivas inherentes en la
esencia sustancial del hombre. Desglosando el contenido de esta definición,
podemos referimos a la esencia sustancial humana como esas características biológicas,
sociales y racionales que rigen de manera ordenada y ascendente toda labor humana. Por potencias
accidentales perfectivas, se entiende el poder ser de acu
erdo a los límites
humanos hasta alcanzar la perfección. La actualización, conciliará la esencia
humana con sus posibilidades de existir en tiempo y espacio, el hacerse en el
aquí y el ahora. Esa actualización, la cual podemos
llamar educación, se enfrenta, según Juan Montavaní, a tres problemas (la idea
de hombre; la idea del fin de la educación y la idea de
la metodología), que pueden reducirse a tres preguntas: ¿qué es el hombre?, ¿cómo
debe hacerse ese hombre? y ¿cuáles serán las técnicas adecuadas para
crear al hombre perfecto? Cada época
ha creado su concepto de hombre ideal, así como también ha diseñado una
educación y sus métodos para lograrlo. En el siglo VI a.e.
Esparta, una civilización castrense, desarrolló como ideal humano, al guerrero
patriota. Para conseguirlo, la educación se encaminó hacia el valor militar,
llamado arete. Se usaba
la askesis o adiestramiento para conseguir las cuatro virtudes básicas
del guerrero espartano: prudencia, templanza, fortaleza y obediencia. Un siglo después, en Atenas, otra ciudad
griega, surge un concepto distinto de hombre, el ciudadano. Un habitante por y para la polis. La idea ateniense de educación es:
la paideia; crear un hombre integral en lo físico, lo estético y lo cultural. En esa época comienzan a surgir los primeros
profesores, los sofistas, que cobraban por comunicar conocimientos
valiosos producidos por ellos a otros que no los tenían. Otra forma educativa llegó con
la Edad Media, la vida monástica. Ésta, tenía como fin lograr un hombre puro,
digno a los ojos de Dios. Los monjes intentaban salvar su alma cumpliendo tres
votos: la pobreza, para alejarse de la materia; la castidad, consistía en anular su relación con otros seres para
dedicarse a Dios y por medio de la obediencia se entregaba la voluntad.
En los ejemplos anteriores, se ven los intereses de tres instituciones
diferentes: militar, política y religiosa. Cada una desea modelar un tipo de
hombre. Esto se debe a que la educación en un sentido institucional legitima la
ideología. La
sociedad requiere un tipo de hombre. Pero, ¿el hombre desea ser lo que la
sociedad necesita?
Entonces viene el problema de la libertad,
que al igual que el concepto educación tiene muchas definiciones:
• La libertad es la ausencia de oposición.
• Libertad es una facultad de hacer y decir
cuanto no se oponga a
las leyes.
• Libertad es una cualidad de la voluntad por
la cual elegimos
un bien con preferencia a otros. Por citar sólo algunos; aquí, se entenderá por
libertad: a la capacidad
de actuar racionalmente conforme a normas aceptadas por el individuo.4 El hombre actúa para
extender fuera de sí su realización interior, su razón. Ese actuar sólo estará
limitado para que su acción no rebase la libertad del otro. Entonces, la tesis
de la libertad
es: hacer lo que se quiere, haciendo lo que se debe. Según Miguel Villoro (citado
por Bastarrechea, 1994) existen dos tipos de libertad. La física, se
refiere a que no haya nada corpóreo (vg. cadenas) o mental (ignorancia, miedo,
pasión) que impidan actuar al hombre y la libertad moral, por su parte
consiste en que el hombre debe actuar hacia el perfeccionamiento mínimo exigido
por la sociedad en beneficio de todos. Una norma general no afecta la libertad,
apoya la justicia. Por ejemplo: todos los hombres deben ser buenos. Sin
embargo, cuando la norma es más específica, más restringe el quehacer humano en todos los
senti dos:
político, económico, civil y hasta educativo.
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