2015/05/26

HERPES ZÓSTER


BGeneralidades
El herpes zóster es un exantema vesicular agudo causado por el
virus de la varicela zóster; suele aparecer en adultos. Con raras
excepciones, los pacientes sólo sufren un episodio. El herpes zóster
sobre un dermatoma no implica la presencia de una afección
maligna visceral. Sin embargo, una afección generalizada despierta
la sospecha de un trastorno por inmunodepresión relacionado,
como enfermedad de Hodgkin o infección por virus de inmunodeficiencia
humana. Los individuos con esta última tienen una
probabilidad 20 veces mayor de presentar herpes zóster, a menudo
antes de que surjan otras manifestaciones clínicas de la enfermedad
por virus de inmunodeficiencia humana. Debe considerarse
el antecedente de factores de riesgo de este virus y estudios
del mismo, en especial en individuos con herpes zóster menores
de 55 años de edad.
_ Manifestaciones clínicas
Por lo general, el exantema es precedido 48 h o más por dolor que
puede persistir, y en realidad aumentar de intensidad, una vez que
desaparecen las lesiones. Estas últimas consisten en vesículas
agrupadas, tensas, profundas y distribuidas de modo unilateral a
lo largo de un dermatoma (fig. 6-20). Las distribuciones más
frecuentes son en el tronco o la cara. Es posible observar hasta 20
lesiones fuera de los dermatomas afectados. Los ganglios linfáticos
regionales quizá se encuentren sensibles y tumefactos.
_ Diagnóstico diferencial
En vista que la dermatitis por roble y hiedra venenosos puede
aparecer de manera unilateral, en ocasiones ésta debe diferenciarse
del herpes zóster. La dermatitis por contacto alérgica es pruriginosa;
el zóster, doloroso. Es necesario diferenciar este último de
las lesiones por herpes simple, que a veces aparecen con distribución
sobre un dermatoma. Cuando no se cuenta con un diagnóstico
claro, deben prescribirse dosis de los antivíricos apropiados
contra herpes zóster. La afección facial quizá semeje en un inicio
erisipelas, pero el herpes zóster es unilateral y presenta vesículas
después de 24 a 48 h. El dolor antes del exantema tal vez induzca2011 123
al médico a diagnosticar migraña, infarto del miocardio, abdomen
agudo, hernia discal, etc., según el dermatoma afectado.
_ Complicaciones
El herpes zóster sacro puede acompañarse de disfunción vesical e
intestinal. Es probable la neuralgia persistente, la anestesia o la
cicatrización del área afectada luego de la curación, parálisis facial
o de otros nervios y encefalitis. La neuralgia posherpética es
más frecuente después de la afección del nervio trigémino y en
individuos mayores de 55 años de edad. El tratamiento antivírico
oportuno (en el transcurso de 72 h del inicio) y enérgico reduce
la gravedad y la duración de la neuralgia posherpética. El herpes
zóster oftálmico (V1) puede causar deterioro visual.
_ Prevención
Se cuenta con una vacuna eficaz de herpes zóster vivo que previene
tanto el herpes zóster como la neuralgia posherpética. Ésta
debe considerarse en personas de 60 años de edad o más.
_ Tratamiento
A. Medidas generales
1. Hospedador con capacidad inmunitaria. El tratamiento
oportuno del herpes zóster reduce la neuralgia posherpética, por
tal motivo deben tratarse los pacientes que tienen riesgo de sufrir
esta complicación, es decir, los mayores de 50 años de edad y los
que presentan la afección en sitios distintos del tronco. Además,
los enfermos más jóvenes con dolor agudo moderado a intenso
suelen beneficiarse con el tratamiento antivírico eficaz, el cual
puede incluir aciclovir por vía oral, 800 mg cinco veces al día;
famciclovir, 500 mg, o valaciclovir, 1 g tres veces al día, todos ellos
durante siete días (cap. 32). Los fármacos de elección corresponden
a los usados tres veces al día por su mayor biodisponibilidad
y facilidad del régimen de dosificación. Es indispensable que los
pacientes se encuentren bien hidratados. La dosis del antivírico
debe ajustarse según la función renal, de la forma recomendada.
En el tratamiento del dolor inicial intenso, tal vez sean importantes
los bloqueos nerviosos. Es vital la consulta oftalmológica
cuando está afectada la primera rama del nervio trigémino, incluso
si el paciente no tiene síntomas oculares. Son eficaces los corticoesteroides
sistémicos para disminuir el dolor agudo, mejorar
la calidad de vida y regresar a los pacientes con mayor rapidez a
sus actividades normales. No aumenta el riesgo de diseminación
en hospedadores inmunocompetentes. Cuando no está contraindicado,
debe considerarse un ciclo de prednisona durante tres
semanas con disminución gradual de la dosis, comenzando con
60 mg/día, por su beneficio complementario en individuos con capacidad
inmunitaria. Los corticoesteroides orales no reducen la
prevalencia, la gravedad o la duración de la neuralgia posherpética
más de lo que se logra con el tratamiento antivírico eficaz.
Debe administrarse analgesia adecuada desde el inicio del dolor
relacionado con el herpes zóster, que puede incluir opioides y
gabapentina en pacientes con dolor intenso.
2. Hospedador inmunodeprimido. Dada la seguridad y la eficacia
de los antivíricos disponibles hoy en día, casi todos los pacientes
inmunodeprimidos con herpes zóster están en situación de
recibir tratamiento antivírico. El régimen posológico es el mencionado
antes, pero el tratamiento debe continuarse hasta que las
lesiones formen costras en su totalidad y estén cicatrizadas, o casi
(hasta dos semanas). Debido a que los corticoesteroides aumentan
el riesgo de diseminación, no deben suministrarse en enfermos
con inmunodepresión. La progresión de la enfermedad suele requerir
tratamiento por vía intravenosa con aciclovir, 10 mg/kg,
tres veces al día. Después de tres a cuatro días, puede sustituirse
por la vía oral si se obtuvo una buena respuesta con el tratamiento
intravenoso. Los efectos adversos incluyen disminución de la función
renal por cristalización, náusea, vómito y dolor abdominal.
Para el tratamiento de infecciones por virus de varicela-zóster
resistentes a aciclovir está indicado el foscarnet, administrado en
dosis de 40 mg/kg, dos o tres veces al día, por vía intravenosa.
B. Medidas locales
Las emulsiones de calamina o almidón pueden ayudar un poco.
C. Tratamiento de la neuralgia posherpética
La medida más eficaz consiste en prevenir el herpes zóster con la
vacunación de quienes tienen riesgo de sufrirlo y en proporcionar
el tratamiento antivírico oportuno e intensivo, una vez que aparece
la afección. Cuando se establece la neuralgia posherpética, ésta
puede tratarse con ungüento de capsaicina, 0.025 a 0.075%, o
parches de lidocaína. La neuralgia posherpética crónica es sensible
de aliviarse con bloqueos regionales (ganglio estrellado, epidural,
infiltración local o nervios periféricos) con la adición de
corticoesteroides, o sin ellos, a las inyecciones. La amitriptilina,
25 a 75 mg en dosis única por la noche, es el tratamiento oral de
primera elección después de los analgésicos simples. Para lograr
el alivio adicional del dolor pueden agregarse gabapentina, hasta
3 600 mg por vía oral al día (a partir de 300 mg por vía oral tres
veces al día), o duloxetina, hasta 60 a 120 mg por vía oral al día (a
partir de 30 a 60 mg por vía oral al día). Es necesario pensar en la
posibilidad de enviar al paciente a una clínica de tratamiento del
dolor en casos moderados a graves o cuando las medidas terapéuticas
mencionadas no surten efecto.
_ Pronóstico
Las lesiones persisten dos a tres semanas y no suelen recurrir. La
afección motora en 2 a 3% de los pacientes quizás origine parálisis
transitoria.

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