BGeneralidades
El herpes zóster es un
exantema vesicular agudo causado por el
virus de la varicela
zóster; suele aparecer en adultos. Con raras
excepciones, los pacientes
sólo sufren un episodio. El herpes zóster
sobre un dermatoma no
implica la presencia de una afección
maligna visceral. Sin
embargo, una afección generalizada despierta
la sospecha de un trastorno
por inmunodepresión relacionado,
como enfermedad de Hodgkin
o infección por virus de inmunodeficiencia
humana. Los individuos con
esta última tienen una
probabilidad 20 veces mayor
de presentar herpes zóster, a menudo
antes de que surjan otras
manifestaciones clínicas de la enfermedad
por virus de
inmunodeficiencia humana. Debe considerarse
el antecedente de factores
de riesgo de este virus y estudios
del mismo, en especial en
individuos con herpes zóster menores
de 55 años de edad.
_ Manifestaciones clínicas
Por lo general, el exantema
es precedido 48 h o más por dolor que
puede persistir, y en
realidad aumentar de intensidad, una vez que
desaparecen las lesiones.
Estas últimas consisten en vesículas
agrupadas, tensas,
profundas y distribuidas de modo unilateral a
lo largo de un dermatoma
(fig. 6-20). Las distribuciones más
frecuentes son en el tronco
o la cara. Es posible observar hasta 20
lesiones fuera de los
dermatomas afectados. Los ganglios linfáticos
regionales quizá se
encuentren sensibles y tumefactos.
_ Diagnóstico diferencial
En vista que la dermatitis
por roble y hiedra venenosos puede
aparecer de manera
unilateral, en ocasiones ésta debe diferenciarse
del herpes zóster. La
dermatitis por contacto alérgica es pruriginosa;
el zóster, doloroso. Es
necesario diferenciar este último de
las lesiones por herpes
simple, que a veces aparecen con distribución
sobre un dermatoma. Cuando
no se cuenta con un diagnóstico
claro, deben prescribirse
dosis de los antivíricos apropiados
contra herpes zóster. La
afección facial quizá semeje en un inicio
erisipelas, pero el herpes
zóster es unilateral y presenta vesículas
después de 24 a 48 h. El
dolor antes del exantema tal vez induzca2011 123
al médico a diagnosticar
migraña, infarto del miocardio, abdomen
agudo, hernia discal, etc.,
según el dermatoma afectado.
_ Complicaciones
El herpes zóster sacro
puede acompañarse de disfunción vesical e
intestinal. Es probable la
neuralgia persistente, la anestesia o la
cicatrización del área
afectada luego de la curación, parálisis facial
o de otros nervios y
encefalitis. La neuralgia posherpética es
más frecuente después de la
afección del nervio trigémino y en
individuos mayores de 55
años de edad. El tratamiento antivírico
oportuno (en el transcurso
de 72 h del inicio) y enérgico reduce
la gravedad y la duración
de la neuralgia posherpética. El herpes
zóster oftálmico (V1) puede causar deterioro
visual.
_ Prevención
Se cuenta con una vacuna
eficaz de herpes zóster vivo que previene
tanto el herpes zóster como
la neuralgia posherpética. Ésta
debe considerarse en
personas de 60 años de edad o más.
_ Tratamiento
A. Medidas generales
1. Hospedador con capacidad
inmunitaria. El tratamiento
oportuno del herpes zóster
reduce la neuralgia posherpética, por
tal motivo deben tratarse
los pacientes que tienen riesgo de sufrir
esta complicación, es
decir, los mayores de 50 años de edad y los
que presentan la afección
en sitios distintos del tronco. Además,
los enfermos más jóvenes
con dolor agudo moderado a intenso
suelen beneficiarse con el
tratamiento antivírico eficaz, el cual
puede incluir aciclovir por
vía oral, 800 mg cinco veces al día;
famciclovir, 500 mg, o
valaciclovir, 1 g tres veces al día, todos ellos
durante siete días (cap.
32). Los fármacos de elección corresponden
a los usados tres veces al
día por su mayor biodisponibilidad
y facilidad del régimen de
dosificación. Es indispensable que los
pacientes se encuentren
bien hidratados. La dosis del antivírico
debe ajustarse según la
función renal, de la forma recomendada.
En el tratamiento del dolor
inicial intenso, tal vez sean importantes
los bloqueos nerviosos. Es
vital la consulta oftalmológica
cuando está afectada la
primera rama del nervio trigémino, incluso
si el paciente no tiene
síntomas oculares. Son eficaces los corticoesteroides
sistémicos para disminuir
el dolor agudo, mejorar
la calidad de vida y
regresar a los pacientes con mayor rapidez a
sus actividades normales.
No aumenta el riesgo de diseminación
en hospedadores
inmunocompetentes. Cuando no está contraindicado,
debe considerarse un ciclo
de prednisona durante tres
semanas con disminución
gradual de la dosis, comenzando con
60 mg/día, por su beneficio
complementario en individuos con capacidad
inmunitaria. Los
corticoesteroides orales no reducen la
prevalencia, la gravedad o
la duración de la neuralgia posherpética
más de lo que se logra con
el tratamiento antivírico eficaz.
Debe administrarse
analgesia adecuada desde el inicio del dolor
relacionado con el herpes
zóster, que puede incluir opioides y
gabapentina en pacientes
con dolor intenso.
2. Hospedador inmunodeprimido. Dada la seguridad y la eficacia
de los antivíricos disponibles
hoy en día, casi todos los pacientes
inmunodeprimidos con herpes
zóster están en situación de
recibir tratamiento
antivírico. El régimen posológico es el mencionado
antes, pero el tratamiento
debe continuarse hasta que las
lesiones formen costras en
su totalidad y estén cicatrizadas, o casi
(hasta dos semanas). Debido
a que los corticoesteroides aumentan
el riesgo de diseminación,
no deben suministrarse en enfermos
con inmunodepresión. La
progresión de la enfermedad suele requerir
tratamiento por vía
intravenosa con aciclovir, 10 mg/kg,
tres veces al día. Después
de tres a cuatro días, puede sustituirse
por la vía oral si se
obtuvo una buena respuesta con el tratamiento
intravenoso. Los efectos
adversos incluyen disminución de la función
renal por cristalización,
náusea, vómito y dolor abdominal.
Para el tratamiento de
infecciones por virus de varicela-zóster
resistentes a aciclovir
está indicado el foscarnet, administrado en
dosis de 40 mg/kg, dos o
tres veces al día, por vía intravenosa.
B. Medidas locales
Las emulsiones de calamina
o almidón pueden ayudar un poco.
C. Tratamiento de la neuralgia
posherpética
La medida más eficaz
consiste en prevenir el herpes zóster con la
vacunación de quienes
tienen riesgo de sufrirlo y en proporcionar
el tratamiento antivírico
oportuno e intensivo, una vez que aparece
la afección. Cuando se
establece la neuralgia posherpética, ésta
puede tratarse con ungüento
de capsaicina, 0.025 a 0.075%, o
parches de lidocaína. La
neuralgia posherpética crónica es sensible
de aliviarse con bloqueos
regionales (ganglio estrellado, epidural,
infiltración local o
nervios periféricos) con la adición de
corticoesteroides, o sin
ellos, a las inyecciones. La amitriptilina,
25 a 75 mg en dosis única
por la noche, es el tratamiento oral de
primera elección después de
los analgésicos simples. Para lograr
el alivio adicional del
dolor pueden agregarse gabapentina, hasta
3 600 mg por vía oral al
día (a partir de 300 mg por vía oral tres
veces al día), o
duloxetina, hasta 60 a 120 mg por vía oral al día (a
partir de 30 a 60 mg por
vía oral al día). Es necesario pensar en la
posibilidad de enviar al
paciente a una clínica de tratamiento del
dolor en casos moderados a
graves o cuando las medidas terapéuticas
mencionadas no surten
efecto.
_ Pronóstico
Las lesiones persisten dos
a tres semanas y no suelen recurrir. La
afección motora en 2 a 3%
de los pacientes quizás origine parálisis
transitoria.
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