2015/05/27

PENFIGO

PENFIGO



Grupos recurrentes de ampollas.
_ Con frecuencia precedida por ampollas, erosiones y ulceraciones
mucosas.
_ En ocasiones, hay desprendimiento superficial de la
piel después de una presión o traumatismo (signo de
Nikolsky).
_ Acantólisis en la biopsia.
_ Los estudios de inmunofluorescencia confirman el padecimiento.
BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
_ Generalidades
El pénfigo es una enfermedad vesicante intradérmica poco frecuente
que ocurre en la piel y las mucosas. Es causado por autoanticuerpos
contra moléculas de adherencia que se expresan en
la piel y las mucosas. Se desconoce la causa y antes de la creación
de los antibióticos y los esteroides, este padecimiento era letal en
el transcurso de cinco años. Las ampollas aparecen de forma espontánea
y son sensibles y dolorosas cuando se rompen. Se ha
publicado pénfigo inducido por fármacos, entre los cuales se incluyen
penicilamina, captoprilo y otros. Hay varias modalidades
de pénfigo: pénfigo vulgar y su variante, pénfigo vegetante, y el
pénfigo foliáceo con vesicación más superficial y su variante,
pénfigo eritematoso. Todas las presentaciones pueden ocurrir a
cualquier edad, pero más a menudo en la madurez. La forma
vulgar se inicia en la boca en más de 50% de los casos. La modalidad
foliácea tiende a acompañarse de otras enfermedades autoinmunitarias
o puede ser inducida por fármacos. El pénfigo paraneoplásico,
una presentación extraña del trastorno, se relaciona
con numerosos tipos de neoplasias benignas y malignas, pero
más a menudo con linfoma no Hodgkin.
_ Manifestaciones clínicas
A. Signos y síntomas
El pénfigo se caracteriza por el inicio gradual de ampollas flácidas
en grupos u oleadas (fig. 6-34). En el pénfigo vulgar, las lesiones
suelen aparecer primero en la mucosa bucal y tornarse erosivas en
poco tiempo. Otro sitio de afección temprana es el cuero cabelludo.
El frotamiento con una torunda de algodón o con el dedo en
la superficie de la piel no afectada puede separar con facilidad la
epidermis (signo de Nikolsky).
B. Datos de laboratorio
El diagnóstico se establece con microscopia de luz y de inmunofluorescencia
directa e indirecta (IIF, indirect immunofluorescence).
Los autoanticuerpos contra moléculas de adhesión intracelular
pueden detectarse con una prueba de enzimoinmunoanálisis de
adsorción y ha sustituido el uso de inmunofluorescencia indirecta
en algunos centros hospitalarios.
_ Diagnóstico diferencial
Entre las enfermedades vesicantes están eritema multiforme,
exantemas farmacoinducidos, impétigo ampolloso, dermatitis
por contacto, dermatitis herpetiforme y pénfigo ampolloso, pero
en estas enfermedades no son típicas las vesículas flácidas y no se
observa acantólisis en la biopsia. Todos estos trastornos poseen
características clínicas y resultados diferentes en las pruebas de
inmunofluorescencia que las distinguen del pénfigo.
El pénfigo paraneoplásico es distinto desde los puntos de vista
clínico, histológico e inmunitario de otras modalidades de la enfermedad.
Se observan erosiones bucales y placas eritematosas
que simulan eritema multiforme. Las tasas de supervivencia son
bajas por la afección maligna de base.
_ Complicaciones
Con frecuencia surge una infección secundaria; ésta es una causa
importante de morbilidad y mortalidad. Las úlceras bucales dolorosas
ocasionan alteraciones de líquidos y electrólitos y del consumo
nutricional.
_ Tratamiento
A. Medidas generales
Cuando la enfermedad es grave, es indispensable hospitalizar a
los pacientes, que guarden reposo en cama y reciban antibióticos
y alimentación intravenosa según esté indicado. La administración
de trociscos de anestésicos antes de la alimentación alivia las
lesiones bucales dolorosas.
B. Medidas sistémicas
Con gran frecuencia, el pénfigo requiere tratamiento sistémico lo
antes posible. Sin embargo, la principal morbilidad en esta enfermedad
se debe a los efectos adversos de dicho tratamiento. Se
inicia con corticoesteroides sistémicos: 60 a 80 mg de prednisona
todos los días. Con excepción de los casos más leves, en todos los
demás se añade desde el inicio un fármaco que ahorre esteroides,
ya que la evolución de la enfermedad es prolongada y los medicamentos
que evitan la administración de esteroides requieren varias
semanas para iniciar su actividad. Se prescriben con mayor
frecuencia azatioprina (100 a 200 mg diarios) o mofetilo de micofenolato
(1 a 1.5 g cada 12 h); al parecer este último es más seguro
y se recomienda en casi todos los casos. Se puede proporcionar
rituximab en casos resistentes para disminuir la cantidad de producción
de autoanticuerpos. Si no surte efecto, es en extremo
beneficiosa la inmunoglobulina intravenosa, 2 g/kg durante tres
días con rituximab, y ésta ha sustituido como tratamiento de
rescate a los corticoesteroides en dosis altas más ciclofosfamida y
a los corticoesteroides en pulsos intravenosos. Con estas dosis se
incrementa el riesgo de tromboembolia vinculado con el tratamiento
con inmunoglobulina intravenosa.
C. Medidas locales
En los individuos con enfermedad limitada, deben tratarse las
lesiones de la piel y las mucosas con corticoesteroides tópicos. Las
complicaciones infecciosas requieren antibioticoterapia sistémica
y local apropiadas.
_ Pronóstico
La evolución tiende a ser crónica en la mayor parte de los casos,
aunque alrededor de 33% parece presentar una remisión. La
causa más frecuente de muerte es la infección, por lo general debida
a septicemia por S. aureus.
PENFIGOIDE AMPOLLOSO
Muchos otros trastornos de la piel se caracterizan por la formación
de ampollas o vesículas e incluyen penfigoide ampolloso,
penfigoide cicatrizal, dermatitis herpetiforme y penfigoide gestacional.
El penfigoide ampolloso es una enfermedad pruriginosa hasta
cierto punto benigna que se caracteriza por vesículas tensas en
áreas de flexión, que suelen remitir en cinco a seis años, con una
evolución caracterizada por exacerbaciones y remisiones. La mayoría
de las personas afectadas tiene más de 60 años de edad (por
lo general, 70 a 80 años) y los varones se afectan con el doble de
frecuencia que las mujeres. La aparición de vesículas puede ir
precedida durante meses por lesiones urticariales o edematosas.
En casi 33% de las personas afectadas, hay lesiones bucales. La
enfermedad puede manifestarse de varias formas, por ejemplo,
localizada, vesicular, vegetante, eritematosa, eritrodérmica y nodular.
El diagnóstico se establece mediante biopsia y estudio de inmunofluorescencia
directa. La microscopia de luz muestra una
vesícula subepidérmica. En la inmunofluorescencia directa se
observan IgG y C3 en la unión dermoepidérmica. Si el enfermo
tiene una afección leve, en ocasiones son suficientes los corticoesteroides
ultrapotentes. Con frecuencia se suministra prednisona
en dosis de 0.75 mg/kg/día para el control rápido de una
enfermedad más diseminada. Aunque la tetraciclina o la eritromicina,
500 mg cada 8 h, tienen una acción más lenta, solas o
combinadas con nicotinamida (¡ni ácido nicotínico ni niacina!)
(hasta 1.5 g/día), si se toleran, a menudo controlan la enfermedad
en pacientes que no pueden recibir corticoesteroides o permiten
la disminución o la supresión de estos últimos una vez que se
obtiene el control. La dapsona es en particular eficaz en el penfigoide
de mucosas. Si estos medicamentos no surten efecto, puede
recurrirse a metotrexato, 5 a 25 mg cada semana, o azatioprina,
50 mg una a tres veces al día, como fármacos para ahorro de esteroides.
En casos resistentes, puede proporcionarse mofetilo de

micofenolato (1 g dos veces al día).

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